Dos casas típicas mediterráneas con dos alturas cada una se han convertido en cuatro apartamentos, unidos por un patio interior.
Cala Bonita, Cala Mordida, Cala Blava y Cala Salada son las cuatro estancias en las que poder veranear en la ciudad de Valencia.
Materiales naturales como la madera de sabina, carpintería tradicional lacada en el azul turquesa característico de La Más Bonita, connotaciones de arquitectura payesa, suelos de microcemento, forja rehabilitada o suelo radiante, definen esta gran reforma realizada por el estudio El Ático Interiorismo. Además de la rehabilitación y el diseño de interiores, El Ático también se ha encargado del branding del proyecto generando todas las piezas gráficas, la web de reserva online, el vídeo promocional y toda la comunicación y publicidad de La Casa del Puerto.
Las fachadas, que dan a dos calles, están protegidas y datan de 1920. Se han recuperado vigas, techos y muros de ladrillo visto.
Cala Mordida
A pie de calle, Cala Mordida tiene ventanas y puertas color turquesa. Los lavabos del baño están elaborados con piedra de cantera y en su cocina destaca la encimera de cerámica con aires retro.
Cala Salada
También en la planta baja y con aire de casa payesa ibizenca nace Cala Salada.
En la cocina, un mosaico rústico con barro cocido decora el suelo; mientras que en el dormitorio luce un cabecero artesanal hecho con tacos de madera de diferentes escalas.
Su decoración se basa en tonos tierra, ventanas más pequeñas y unos materiales que la convierten en una de las estancias más acogedoras.
Cala Bonita
En el piso de arriba encontramos Cala Bonita, la “niña bonita” de esta Casa del Puerto.
Con vistas al puerto de Valencia desde sus grandes ventanales, es un gran espacio de 110 m2 repartido en dos alturas.
Tiene el dormitorio abuhardillado con barandilla, con toques modernos en rosas y dorados que contrastan con el techo rústico y natural. Una terraza privada en la azotea culmina este apartamento.
Cala Blava
Cala Blava es el apartamento más moderno y mínimal.
Con suelo de microcemento o corian en el baño, el diseño es de líneas más rectas, uniformes y puras.
Como Cala Bonita, cuenta con dos alturas en la que arriba encontramos el dormitorio principal en relajados tonos azules y parquet de madera natural.
El bonito patio lo pueden disfrutar los afortunados que se hospeden en Cala Mordida y Cala Salada, los dos apartamentos de las plantas bajas.
Cala Mordida
A pie de calle, Cala Mordida tiene ventanas y puertas color turquesa. Los lavabos del baño están elaborados con piedra de cantera y en su cocina destaca la encimera de cerámica con aires retro.
Cala Salada
También en la planta baja y con aire de casa payesa ibizenca nace Cala Salada.
En la cocina, un mosaico rústico con barro cocido decora el suelo; mientras que en el dormitorio luce un cabecero artesanal hecho con tacos de madera de diferentes escalas.
Su decoración se basa en tonos tierra, ventanas más pequeñas y unos materiales que la convierten en una de las estancias más acogedoras.
Cala Bonita
En el piso de arriba encontramos Cala Bonita, la “niña bonita” de esta Casa del Puerto.
Con vistas al puerto de Valencia desde sus grandes ventanales, es un gran espacio de 110 m2 repartido en dos alturas.
Tiene el dormitorio abuhardillado con barandilla, con toques modernos en rosas y dorados que contrastan con el techo rústico y natural. Una terraza privada en la azotea culmina este apartamento.
En Cala Bonita se han utilizado materiales nobles como la piedra, el hierro y la madera. La grifería dorada de los baños, la chimenea central con forja o la cocina de madera de roble con campana de obra y nevera Smeg son algunos de los detalles de este completo apartamento, así como la cortina en macramé de Nuga que podemos ver en el baño o las lámparas Pleat Box de Marset en la cocina.
Cala Blava
Cala Blava es el apartamento más moderno y mínimal.
Con suelo de microcemento o corian en el baño, el diseño es de líneas más rectas, uniformes y puras.
Como Cala Bonita, cuenta con dos alturas en la que arriba encontramos el dormitorio principal en relajados tonos azules y parquet de madera natural.
El bonito patio lo pueden disfrutar los afortunados que se hospeden en Cala Mordida y Cala Salada, los dos apartamentos de las plantas bajas.
Las bunganvillas ponen el toque de color sobre los muros blancos, con ladrillo visto y madera de sabina traída directamente de Formentera. Esto y el olor del limonero nos transportan a las Islas Baleares sin tener que salir de la península.
Para más información visiten: El Atico Interiorismo, La Casa del Puerto
Vía: diarioDESIGN
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