Tras aplicar varias capas de laca, se obtienen acabados suaves al tacto, muy lisos y brillantes.
El laqueado es una técnica decorativa y protectora originaria de China, donde se obtiene de la resina del llamado árbol de la laca. Tras un largo proceso en el que se pueden llegar a aplicar hasta treinta capas de laca, se obtienen acabados suaves al tacto, muy lisos y brillantes, resistentes a la humedad, a la corrosión y a los insectos.
Una técnica decorativa y protectora
El laqueado es una técnica decorativa. Consiste en aplicar varias capas muy finas de laca sobre superficies de madera. Antes de dar una nueva mano, hay que dejar secar y pulir la anterior. El resultado es una superficie de apariencia muy lisa, con un gran brillo y muy suave al tacto.
Los objetos lacados se pueden tallar o decorar con dibujos e incrustaciones de nácar, metal, coral, etc.
La auténtica laca, la original, usada por los chinos 200 años A.C., es una especie de barniz que se obtiene de la resina del árbol de la laca, "urushi no ki" para los japoneses. El producto final, ya refinado, tiene un color marrón oscuro. Esta tonalidad se puede cambiar si se mezcla con pigmentos de colores. La laca se puede aplicar sobre madera, cuero, papel, tela, etc. Las superficies lacadas son impermeables, refractarias y resistentes a la corrosión y a la acción de polillas, carcoma, algavaros y demás insectos de la madera.
En la actualidad, se utilizan dos tipos de lacas: una laca hidrófila con base de agua y una laca nitrosa. La primera destaca por su rápido secado, que posibilita la aplicación de varias capas al día. Las lacas nitrosas se caracterizan por su resistencia al agua, al alcohol y a los arañazos. Este tipo de lacas se pueden aplicar con pincel o con pistola. A diferencia de las hidrófilas, las nitrosas contienen solventes, por lo que la estancia donde se manipulen debe estar ventilada.
El laqueado paso a paso
La superficie que se va a laquear, en este caso madera, debe estar limpia y seca, sin restos de humedad, pintura o barnices. Para proteger y preparar la madera, y sellar los poros, conviene aplicar una capa de imprimación.
Una vez que esté seca, se lija toda la superficie con una lija fina, en el sentido de la veta de la madera. Concluido el lijado, se elimina el polvo que haya podido ocasionar.
Con la madera ya lista, se aplica la primera capa de laca. Tras dejar que seque por completo, se lija la superficie con suavidad. Este proceso se debe repetir al menos seis veces, aunque los más pacientes pueden emular a los artesanos chinos y aplicar hasta treinta capas de laca.
Una técnica milenaria
Los chinos fueron los precursores de esta técnica decorativa que empezaron a utilizar en el primer milenio A.C. Ellos extraían, filtraban y hervían la savia de los árboles. En ocasiones, teñían la laca con colorantes naturales.
Según el método oriental, se deben extender varias capas de laca transparente sobre la pieza elegida. Los chinos solían dejar transcurrir un mes entre capa y capa, y en la elaboración de los objetos más delicados podían emplear hasta 30 años. A continuación, se decora la superficie con el motivo elegido, que puede ser un dibujo o una incrustación. Después, se extiende una capa muy fina de laca coloreada y se deja secar unos diez días en una estancia seca y libre de polvo. Una vez seca, se pule la superficie con una piedra pómez o con una lija y se aplican varias capas más de laca transparente.
Vía: Eroski Consumer
El laqueado es una técnica decorativa y protectora originaria de China, donde se obtiene de la resina del llamado árbol de la laca. Tras un largo proceso en el que se pueden llegar a aplicar hasta treinta capas de laca, se obtienen acabados suaves al tacto, muy lisos y brillantes, resistentes a la humedad, a la corrosión y a los insectos.
Una técnica decorativa y protectora
El laqueado es una técnica decorativa. Consiste en aplicar varias capas muy finas de laca sobre superficies de madera. Antes de dar una nueva mano, hay que dejar secar y pulir la anterior. El resultado es una superficie de apariencia muy lisa, con un gran brillo y muy suave al tacto.
Los objetos lacados se pueden tallar o decorar con dibujos e incrustaciones de nácar, metal, coral, etc.
La auténtica laca, la original, usada por los chinos 200 años A.C., es una especie de barniz que se obtiene de la resina del árbol de la laca, "urushi no ki" para los japoneses. El producto final, ya refinado, tiene un color marrón oscuro. Esta tonalidad se puede cambiar si se mezcla con pigmentos de colores. La laca se puede aplicar sobre madera, cuero, papel, tela, etc. Las superficies lacadas son impermeables, refractarias y resistentes a la corrosión y a la acción de polillas, carcoma, algavaros y demás insectos de la madera.
En la actualidad, se utilizan dos tipos de lacas: una laca hidrófila con base de agua y una laca nitrosa. La primera destaca por su rápido secado, que posibilita la aplicación de varias capas al día. Las lacas nitrosas se caracterizan por su resistencia al agua, al alcohol y a los arañazos. Este tipo de lacas se pueden aplicar con pincel o con pistola. A diferencia de las hidrófilas, las nitrosas contienen solventes, por lo que la estancia donde se manipulen debe estar ventilada.
El laqueado paso a paso
La superficie que se va a laquear, en este caso madera, debe estar limpia y seca, sin restos de humedad, pintura o barnices. Para proteger y preparar la madera, y sellar los poros, conviene aplicar una capa de imprimación.
Una vez que esté seca, se lija toda la superficie con una lija fina, en el sentido de la veta de la madera. Concluido el lijado, se elimina el polvo que haya podido ocasionar.
Con la madera ya lista, se aplica la primera capa de laca. Tras dejar que seque por completo, se lija la superficie con suavidad. Este proceso se debe repetir al menos seis veces, aunque los más pacientes pueden emular a los artesanos chinos y aplicar hasta treinta capas de laca.
Una técnica milenaria
Los chinos fueron los precursores de esta técnica decorativa que empezaron a utilizar en el primer milenio A.C. Ellos extraían, filtraban y hervían la savia de los árboles. En ocasiones, teñían la laca con colorantes naturales.
Según el método oriental, se deben extender varias capas de laca transparente sobre la pieza elegida. Los chinos solían dejar transcurrir un mes entre capa y capa, y en la elaboración de los objetos más delicados podían emplear hasta 30 años. A continuación, se decora la superficie con el motivo elegido, que puede ser un dibujo o una incrustación. Después, se extiende una capa muy fina de laca coloreada y se deja secar unos diez días en una estancia seca y libre de polvo. Una vez seca, se pule la superficie con una piedra pómez o con una lija y se aplican varias capas más de laca transparente.
Vía: Eroski Consumer
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