En un nivel más práctico, un presupuesto bastante ajustado hizo concentrar los esfuerzos en la zona de la cocina y en las piezas realizadas a medida, mientras que se utilizaron módulos prefabricados para construir los espacios de almacenaje y para los revestimiento se seleccionaron piezas económicas pero ricas en texturas.
Espacios amplios y fluidos.
Originalmente, el piso, construido en el año 2000, se caracterizaba por una distribución tradicional y segmentada, con acabados de poco calidad y, aunque no estaba en mal estado, no respondía a las necesidades ni a los gustos de sus jóvenes propietarios. A la hora de rediseñarlo, las interioristas disfrutaron de total libertad y las únicas «órdenes» que recibieron fueron dotar a los espacios de amplitud y fluidez, y mantener las dos habitaciones existentes a pesar de tratarse de un inmueble de sólo 65 m². La razón es que la pareja, a parte de tener sus respectivos trabajos, comparten un proyecto empresarial que hacía necesario un despacho cerrado para poder separar la vida privada de la laboral. Así que era básico maximizar los espacios comunes.
Para maximizarlos, la cocina se abrió a la sala de estar y se incorporaron parte del pasillo y acceso a esta misma estancia para ampliarla. La cocina se articuló en una distribución en península de forma que, al apoyar la isla en la pared medianera, «se redujeron pasos y se amplió el espacio útil. Lo mismo ocurre con el banco corrido a lo largo de toda la pared que hace que la zona de comedor se encaje en un lateral del espacio y deje más amplitud a la zona del sofá central», explica el estudio de interiorismo. Para el acabado de los muebles, eligieron Fénix negro, un color que potencia el diseño y un material con unas magníficas cualidades técnicas.
El amarillo como color articulador.
En cuanto a la distribución, la morfología del piso y la necesidad de separar las habitaciones situaron la zona de día en la parte sur de la casa mientras que las habitaciones se encuentran al norte. En un contexto de blanco y negros, el color amarillo se convierte en el vertebrador de todas las estancias, incorporándolo a determinadas piezas de mobiliario diseñadas a medida, que aportan luminosidad y energía.
Estos elementos son la mesa del comedor, donde la base metálica y los cantos del sobre se lacan en este color. El banco corrido también incorpora un doble canto en amarillo y conduce a la estructura sobre la península, que sigue el mismo criterio que la mesa. En la zona de paso, se incorpora este tono en los tiradores de los armarios mientras que en la habitación y el despacho, en el cabezal de la cama y frontal de la zona de trabajo, respectivamente.
La iluminación también fue parte importante del diseño y la generosa entrada de luz natural, el piso es exterior, se combinó con iluminación artificial indirecta detrás del banco corrido, bajo las estanterías de la península y con focos enrasados en el techo para la iluminación general. Sobre la mesa del comedor, una escultórica lámpara suspendida ejerce de punto focal.
Para más información visiten: Minúscula Interiorisme
No hay comentarios:
Publicar un comentario