En el mundo del interiorismo, el color gris se ha consolidado dentro de la familia de los tonos neutros. Sin duda, es una buena elección a la hora de combinarlo con la decoración. No obstante, ¿todos los grises son iguales? Existen varias gamas; por eso, lanzamos la siguiente pregunta: ¿cómo es el color gris frío?
Las gamas cromáticas pueden ser muy variadas y bastante amplias. En el ámbito de los grises, podemos encontrarlos, o muy oscuros (con tendencia hacia el negro) o muy claros (próximos al blanco). En realidad, ofrece muchas posibilidades.
Es por ello que el gris frío se sitúa como un tono algo diferente a lo habitual, pero también hay que decir que posee las mismas características que el resto de grises y su capacidad combinatoria es la misma. Únicamente encontramos una diferencia: las sensaciones que nos transmite.
Frialdad a través del color
Dentro del mundo de los colores, todos sabemos que existen grupos fríos y cálidos. Dentro de los primeros, podemos encontrar algunas gamas como los azules, verdes, morados, etc.; mientras que en los segundos situamos a los rojos, naranjas, amarillos, etc.
¿Dónde situaríamos a los grises? Podríamos decir que están a medio camino. De todos modos, tampoco es cuestión de encasillarlos en un sector u otro, ya que quedan mejor en el ámbito de los tonos neutros.
El caso del gris frío es un tanto especial. Se está aproximando a un tono azulado o verdoso, de tal manera que puede generarnos esa sensación de frialdad. Se convierte en un color muy original, algo fuera de lo común y muy interesante para la decoración del hogar.
Su aplicación en la pared
Debemos entender que este color no puede ser utilizado en todos los recursos decorativos, ya que entristecería demasiado el ambiente. Hay que complementarlo con otros colores, sirviendo de soporte perfecto para trabajar la decoración en torno a él.
La pared va a ser el principal medio sobre el que aplicar este gris. De esta manera, conseguimos que el espacio quede bien delimitado y neutralizado. Puede aclararlo un poco u oscurecerlo, pero siempre debe mantener esa tonalidad gris.
¿Puede pintarse alguna otra parte de la pared en otro color? Efectivamente, puede llevarse a cabo un diálogo entre dos tipos. Probablemente, el blanco va a ser con el que mejor se relacione. A su vez, con los terrosos también puede haber un vínculo interesante, como por ejemplo con el marrón.
No permita que este gris domine en toda la casa. Puede utilizarlo en algunas habitaciones, pero es preferible que haya algo de dinamismo, ya que puede llegar a saturar en exceso y a apaciguar los ánimos diariamente por ser un tono que tiende a la tristeza.
¿Qué nos aporta a través del mobiliario el gris frío?
En los muebles también podemos plasmar este color. Su estética nos da la posibilidad de que establezcamos esa neutralidad y se entable un diálogo más sencillo con muebles de otros tonos.
Cualquier mueble con gris frío no va a obtener un protagonismo demasiado contundente. Esto se debe a que otros tonos pueden conseguir una relevancia superior, ya sea por intensidad cromática, o por ser más llamativos.
Un sofá puede ser un elemento muy interesante para contener el color. Hay que tener presente que pasará más desapercibido, pero ofrecerá neutralidad y cierta frialdad. Por eso, interesa que haya algo cerca con lo que contrastar y darle ese toque sutil de color.
Si se quiere acompañar al sofá con alguna mesa de este mismo color, es preferible que cambie algo la tonalidad y sea o más oscuro, o más claro, pero que no siga la misma tónica para que no se sature el ambiente.
Los muebles terrosos quedan muy bien combinados con este color. También otros cálidos, como el amarillo o el naranja. Estos pueden fijarse en cojines o cortinas, de tal manera que atraerán en mayor medida nuestra atención.
En el caso de un dormitorio, la colcha y las sábanas de la cama pueden ser buenos recursos para este gris, pero trate de poner otras gamas cromáticas en el resto del espacio.
En definitiva, el color gris claro puede ser un principio básico de decoración, empleado para darle neutralidad al ambiente; pero recuerde una cosa: hay que tratar de complementarlo con otros tonos para, así, darle vida a su casa.
Frialdad a través del color
Dentro del mundo de los colores, todos sabemos que existen grupos fríos y cálidos. Dentro de los primeros, podemos encontrar algunas gamas como los azules, verdes, morados, etc.; mientras que en los segundos situamos a los rojos, naranjas, amarillos, etc.
¿Dónde situaríamos a los grises? Podríamos decir que están a medio camino. De todos modos, tampoco es cuestión de encasillarlos en un sector u otro, ya que quedan mejor en el ámbito de los tonos neutros.
El caso del gris frío es un tanto especial. Se está aproximando a un tono azulado o verdoso, de tal manera que puede generarnos esa sensación de frialdad. Se convierte en un color muy original, algo fuera de lo común y muy interesante para la decoración del hogar.
Su aplicación en la pared
Debemos entender que este color no puede ser utilizado en todos los recursos decorativos, ya que entristecería demasiado el ambiente. Hay que complementarlo con otros colores, sirviendo de soporte perfecto para trabajar la decoración en torno a él.
La pared va a ser el principal medio sobre el que aplicar este gris. De esta manera, conseguimos que el espacio quede bien delimitado y neutralizado. Puede aclararlo un poco u oscurecerlo, pero siempre debe mantener esa tonalidad gris.
¿Puede pintarse alguna otra parte de la pared en otro color? Efectivamente, puede llevarse a cabo un diálogo entre dos tipos. Probablemente, el blanco va a ser con el que mejor se relacione. A su vez, con los terrosos también puede haber un vínculo interesante, como por ejemplo con el marrón.
No permita que este gris domine en toda la casa. Puede utilizarlo en algunas habitaciones, pero es preferible que haya algo de dinamismo, ya que puede llegar a saturar en exceso y a apaciguar los ánimos diariamente por ser un tono que tiende a la tristeza.
¿Qué nos aporta a través del mobiliario el gris frío?
En los muebles también podemos plasmar este color. Su estética nos da la posibilidad de que establezcamos esa neutralidad y se entable un diálogo más sencillo con muebles de otros tonos.
Cualquier mueble con gris frío no va a obtener un protagonismo demasiado contundente. Esto se debe a que otros tonos pueden conseguir una relevancia superior, ya sea por intensidad cromática, o por ser más llamativos.
Un sofá puede ser un elemento muy interesante para contener el color. Hay que tener presente que pasará más desapercibido, pero ofrecerá neutralidad y cierta frialdad. Por eso, interesa que haya algo cerca con lo que contrastar y darle ese toque sutil de color.
Si se quiere acompañar al sofá con alguna mesa de este mismo color, es preferible que cambie algo la tonalidad y sea o más oscuro, o más claro, pero que no siga la misma tónica para que no se sature el ambiente.
Los muebles terrosos quedan muy bien combinados con este color. También otros cálidos, como el amarillo o el naranja. Estos pueden fijarse en cojines o cortinas, de tal manera que atraerán en mayor medida nuestra atención.
En el caso de un dormitorio, la colcha y las sábanas de la cama pueden ser buenos recursos para este gris, pero trate de poner otras gamas cromáticas en el resto del espacio.
En definitiva, el color gris claro puede ser un principio básico de decoración, empleado para darle neutralidad al ambiente; pero recuerde una cosa: hay que tratar de complementarlo con otros tonos para, así, darle vida a su casa.
Vía: midecoración
No hay comentarios:
Publicar un comentario