Normalmente los cojines se rellenan con lana, pelo, pluma, fibra de poliéster, tejido sin tejer, o incluso papel rasgado en fragmentos.
Un cojín puede ser utilizado para sentarse o arrodillarse sobre él o amortiguar la dureza de una silla, un sillón, la cama o un sofá. También se pueden utilizar de forma temporal en el exterior, para evitar la dureza del suelo o para decorar. Pueden ser colocados en tumbonas y ser utilizados para prevenir las molestias de la hierba húmeda y de los insectos.
Un cojín puede ser utilizado para sentarse o arrodillarse sobre él o amortiguar la dureza de una silla, un sillón, la cama o un sofá. También se pueden utilizar de forma temporal en el exterior, para evitar la dureza del suelo o para decorar. Pueden ser colocados en tumbonas y ser utilizados para prevenir las molestias de la hierba húmeda y de los insectos.
Lo que está claro es que son altamente decorativos y sus diseños sorprenden a diario y son parte de los elementos que utilizamos para dar vida a nuestro hogar.
Pero vamos a dar un paso atrás en el tiempo para saber cómo surgió y para que se creó este elemento decorativo que utilizamos casi a diario.
El cojín es un artículo muy antiguo, incluso se conoce que en tiempos de Buda hace unos 2.500 años ya se utilizaban cojines parecidos a los actuales para sentarse encima de ellos con unos rudimentarios rellenos de hojas secas que hacían la función de amortizar el cuerpo al aposentarse encima de ellos.
El cojín es un artículo muy antiguo, incluso se conoce que en tiempos de Buda hace unos 2.500 años ya se utilizaban cojines parecidos a los actuales para sentarse encima de ellos con unos rudimentarios rellenos de hojas secas que hacían la función de amortizar el cuerpo al aposentarse encima de ellos.
Egipcios y otras culturas durante los siglos venideros han utilizado cojines y han ido fabricando tanto el relleno de estos como sus fundas en distintos materiales que se encontraban a su alcance. Lanas, pieles y fibras vegetales han sido los elementos principales para la fabricación de estos.
En épocas más recientes ya en la temprana Edad Media se hicieron constantes menciones a los cojines en distintos libros y pinturas que datan de esas fechas. Los almohadones o cojines eran entonces a menudo de gran tamaño, con la funda de cuero, y suficientemente firmes como para servir de asiento. Sin embargo, la tendencia de todos los muebles ha sido el empequeñecerse con el tiempo y entre ellos también los cojines. Está claro que solo estaban al alcance de algunos pocos, y esos pocos eran los más adinerados, el clérigo y la alta sociedad se podían permitir el lujo de usar cojines, mientras el pueblo debía contentarse en dormir sobre paja u otros lugares que podían conseguir para reposar, pero nunca como elemento decorativo.
Durante muchos siglos, los cojines también fueron utilizados y concebidos como signo de debilidad, se utilizaron para que la gente enferma mayoritariamente del aparato respiratorio, pudiera dormir sin que la mucosidad bloqueara las vías respiratorias y de esta manera poder sanar antes, claro está, como ya hemos comentado, que dichos cojines solo eran un privilegio de la alta sociedad de la época.
En épocas más recientes ya en la temprana Edad Media se hicieron constantes menciones a los cojines en distintos libros y pinturas que datan de esas fechas. Los almohadones o cojines eran entonces a menudo de gran tamaño, con la funda de cuero, y suficientemente firmes como para servir de asiento. Sin embargo, la tendencia de todos los muebles ha sido el empequeñecerse con el tiempo y entre ellos también los cojines. Está claro que solo estaban al alcance de algunos pocos, y esos pocos eran los más adinerados, el clérigo y la alta sociedad se podían permitir el lujo de usar cojines, mientras el pueblo debía contentarse en dormir sobre paja u otros lugares que podían conseguir para reposar, pero nunca como elemento decorativo.
Durante muchos siglos, los cojines también fueron utilizados y concebidos como signo de debilidad, se utilizaron para que la gente enferma mayoritariamente del aparato respiratorio, pudiera dormir sin que la mucosidad bloqueara las vías respiratorias y de esta manera poder sanar antes, claro está, como ya hemos comentado, que dichos cojines solo eran un privilegio de la alta sociedad de la época.
Los almohadones o cojines fueron utilizados como asientos en todos los acontecimientos en Francia y España en un período mucho más reciente, en los siglos XVIII o XIX y como más adornados y con mejores materiales se fabricaban, mejor era la casa o el dueño que los poseía.
En Francia, el derecho de arrodillarse sobre un almohadón en una iglesia detrás del rey fue celosamente guardado y terminantemente regulado. Este tipo de cojín fue apodado carreau o cuadrado.
En Francia, el derecho de arrodillarse sobre un almohadón en una iglesia detrás del rey fue celosamente guardado y terminantemente regulado. Este tipo de cojín fue apodado carreau o cuadrado.
Cuando los asientos eran sumamente duros, los almohadones o cojines pudieron ser una necesidad, hoy en día son un elemento decorativo y raro es quien no tiene un cojín en casa.
Hoy en día también es común utilizar cojines para decorar y hacer que nuestras sillas sean más cómodas, desde cojines ya integrados en la misma silla en acabados de polipiel o tela hasta cojines sueltos que pueden combinar con distintos colores en sillas como la, TOLIX, TULIP, DIAMOND, DSW o DSR de Eames o incluso un balancín. Muy recomendable para sillas de plástico o metal a las que queremos dar un toque personal.
Vía: Sillatea


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