El vínculo estético que puede establecerse entre algunos colores puede ayudar a realzar la decoración del hogar. Un caso ejemplar es la combinación entre grises y azules: una buena relación que los convierte en el soporte adecuado para conformar el diseño interno.
Cuando los tonos de un espacio se amoldan bien al diseño, se percibe la sensación de plenitud, como si se hubiese conseguido una correcta visión de conjunto. Esto reconforta y nos hace sentir bien; es decir, podemos sentir tranquilidad y absoluta comodidad.
No cabe duda de que los grises y los azules están hermanados. Sin embargo, no todas las gamas pueden tener una sintonía común. En el fondo, la relación que exista entre ellos debe ser de armonía y concordancia, evitando la tensión estética y tratando de contrarrestarse el uno con el otro.
¿Qué pueden proporcionarnos el gris y el azul?
Tal y como se ha dicho, dependiendo de la gama de cada uno puede ser de mayor o menor utilidad. No podemos juntarlos de manera aleatoria, ya que pueden producirse enfrentamientos estéticos entre ellos y no proporcionar la sensación de templanza que queremos conseguir.
El color gris es sinónimo de modernidad. Su carácter tenue y neutral hace que pueda trabajarse mejor la decoración y que puedan aplicarse otros colores en el espacio. El gris sirve de soporte y ayuda a que se entable relación entre el resto de recursos del lugar.
Decoración en el salón con grises y azules
¿De qué manera podríamos aplicar estos dos colores en el salón? Si los utilizamos en este espacio, vamos a conseguir una apariencia alternativa, dinámica, confortable y seria. En el fondo, esto es un proceso de innovación.
Una fórmula interesante es aplicando el gris sobre las paredes; incluso, puede ser de dos tipos: uno más oscuro y otro más claro. No obstante, en el caso de que domine una única gama, este hecho no tendrá mayor repercusión.
El azul oscuro queda mejor con aquellos grises que son más claros. De esta manera, podríamos disponerlo en un sofá, en las sillas, alguna butaca o en la alfombra central. Se conseguirá entonces cierta sensación de equilibrio.
Otro caso sería emplear grises en las paredes y también en el mobiliario, como por ejemplo el sofá; y, por otro lado, ofrecer un pequeño toque de azul en algún otro recurso, como puede ser la alfombra o los cojines. De hecho, el azul cielo puede tener buena sintonía con un sofá grisáceo.
¿Podríamos aplicar azul oscuro en las paredes? Perfectamente. No tendríamos ningún problema en convertir el espacio en un lugar más contundente. Eso sí, lo más conveniente es que contrarreste con otros tonos claros para generar, así, la armonía.
Aplicación en la cocina de grises y azules
La cocina puede ser también un espacio donde establecer la combinación de ambos colores. Quizá no sean los tonos que comúnmente nos encontramos en esta parte de la casa. Por eso, estaríamos rompiendo los moldes y consiguiendo una apariencia fuera de lo tradicional.
En este caso, queda claro que el gris encaja mejor con el azul si se dispone en las paredes. De esta manera, funcionaría como soporte para el mobiliario en azul, el cual debería ser de gama oscura.
Aun así, existe otra opción que es invertir la disposición, es decir, colocar el azul oscuro sobre las paredes y el mobiliario en gris. Es importante que este sea, a poder ser, de tendencia oscura. Se ofrecerá un ambiente más depurado, alternativo y serio.
Otros tipos de combinaciones
Al haber varios tipos de azules, algunos pueden resultar muy interesantes de combinar con los grises. Es el caso del turquesa, el cual ha adquirido una importancia trascendental en los últimos años. Le da un toque más juvenil al ambiente y genera un contraste más diferencial con el gris.
Otro caso es la combinación que se hace con los azules verdosos, siendo más bien unas tonalidades que suelen tener mayor presencia en cocinas y baños.
¿Qué pueden proporcionarnos el gris y el azul?
Tal y como se ha dicho, dependiendo de la gama de cada uno puede ser de mayor o menor utilidad. No podemos juntarlos de manera aleatoria, ya que pueden producirse enfrentamientos estéticos entre ellos y no proporcionar la sensación de templanza que queremos conseguir.
El color gris es sinónimo de modernidad. Su carácter tenue y neutral hace que pueda trabajarse mejor la decoración y que puedan aplicarse otros colores en el espacio. El gris sirve de soporte y ayuda a que se entable relación entre el resto de recursos del lugar.
Por otro lado, el azul puede ser más variopinto, sobre todo por las tipologías que hay. Los azules de oscuridad media y alta ofrecen una sensación de desasosiego, seriedad, reflexión y calma. En cambio, los más claros ofrecen una estética más plácida, sencilla y apacible.
Es importante que tengamos bien claras las gamas de cada color y las sensaciones que nos ofrecen.
Es importante que tengamos bien claras las gamas de cada color y las sensaciones que nos ofrecen.
Decoración en el salón con grises y azules
¿De qué manera podríamos aplicar estos dos colores en el salón? Si los utilizamos en este espacio, vamos a conseguir una apariencia alternativa, dinámica, confortable y seria. En el fondo, esto es un proceso de innovación.
Una fórmula interesante es aplicando el gris sobre las paredes; incluso, puede ser de dos tipos: uno más oscuro y otro más claro. No obstante, en el caso de que domine una única gama, este hecho no tendrá mayor repercusión.
El azul oscuro queda mejor con aquellos grises que son más claros. De esta manera, podríamos disponerlo en un sofá, en las sillas, alguna butaca o en la alfombra central. Se conseguirá entonces cierta sensación de equilibrio.
Otro caso sería emplear grises en las paredes y también en el mobiliario, como por ejemplo el sofá; y, por otro lado, ofrecer un pequeño toque de azul en algún otro recurso, como puede ser la alfombra o los cojines. De hecho, el azul cielo puede tener buena sintonía con un sofá grisáceo.
¿Podríamos aplicar azul oscuro en las paredes? Perfectamente. No tendríamos ningún problema en convertir el espacio en un lugar más contundente. Eso sí, lo más conveniente es que contrarreste con otros tonos claros para generar, así, la armonía.
Aplicación en la cocina de grises y azules
La cocina puede ser también un espacio donde establecer la combinación de ambos colores. Quizá no sean los tonos que comúnmente nos encontramos en esta parte de la casa. Por eso, estaríamos rompiendo los moldes y consiguiendo una apariencia fuera de lo tradicional.
En este caso, queda claro que el gris encaja mejor con el azul si se dispone en las paredes. De esta manera, funcionaría como soporte para el mobiliario en azul, el cual debería ser de gama oscura.
Aun así, existe otra opción que es invertir la disposición, es decir, colocar el azul oscuro sobre las paredes y el mobiliario en gris. Es importante que este sea, a poder ser, de tendencia oscura. Se ofrecerá un ambiente más depurado, alternativo y serio.
Otros tipos de combinaciones
Al haber varios tipos de azules, algunos pueden resultar muy interesantes de combinar con los grises. Es el caso del turquesa, el cual ha adquirido una importancia trascendental en los últimos años. Le da un toque más juvenil al ambiente y genera un contraste más diferencial con el gris.
Otro caso es la combinación que se hace con los azules verdosos, siendo más bien unas tonalidades que suelen tener mayor presencia en cocinas y baños.
Vía: midecoración
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