Cuando uno piensa en un local comercial, lo relaciona habitualmente con el producto que ese local vende, que en muchos casos da sentido a la necesidad de un espacio. El problema que se encontraron en el equipo de Vaumm Arquitectura y Urbanismo fue “¿qué sucedería si ese objeto de deseo fuese cualquiera? ¿y si fuese ninguno?”, que es el caso de Deskontalia, un espacio que actúa como punto de recogida de cualquier producto comprado a través de internet.
Desde ese punto de vista, este espacio situado en el centro de San Sebastián debía destinarse, más que a vender, a ser punto de encuentro entre la marca y la gente, espacio abierto, un punto de la ciudad en el que tomase forma física un comercio situado en la red.
La actividad de la tienda está ligada al tráfico de cajas, contenedores de cartón en los que viajan los productos comprados que son recogidos en este nuevo espacio. Por tanto, simplemente un pequeño mostrador en el que cambiar de manos estos paquetes resolvía todas las necesidades funcionales del comercio.
Para resolver el espacio, en el que elementos como muros de carga, pilares de fundición y suelo de resina se han bañado de blanco para generar amplitud, las cajas de cartón se han convertido en una especie de escultura que envuelve paredes y techo.
Las cajas incorporan la imagen gráfica de la empresa, de forma que apilando y multiplicando los formatos de estas piezas cúbicas se consiguen interesantes figuras que trascienden el valor y el significado para convertirse en piezas artísticas que modulan el espacio cuando se entienden de forma conjunta.
El mobiliario está diseñado a base de módulos y permite también múltiples configuraciones. La forma del mostrador, los taburetes y las mesas reproduce en cierto modo el lenguaje de los embalajes e incorpora al diseño otros significados como el bajo coste, lo efímero, lo cambiante y lo casual, que hacen además referencia a la compra por internet.
Para más información visiten: Vaumm, Deskontalia
Vía: diarioDESIGN
Desde ese punto de vista, este espacio situado en el centro de San Sebastián debía destinarse, más que a vender, a ser punto de encuentro entre la marca y la gente, espacio abierto, un punto de la ciudad en el que tomase forma física un comercio situado en la red.
La actividad de la tienda está ligada al tráfico de cajas, contenedores de cartón en los que viajan los productos comprados que son recogidos en este nuevo espacio. Por tanto, simplemente un pequeño mostrador en el que cambiar de manos estos paquetes resolvía todas las necesidades funcionales del comercio.
Para resolver el espacio, en el que elementos como muros de carga, pilares de fundición y suelo de resina se han bañado de blanco para generar amplitud, las cajas de cartón se han convertido en una especie de escultura que envuelve paredes y techo.
Las cajas incorporan la imagen gráfica de la empresa, de forma que apilando y multiplicando los formatos de estas piezas cúbicas se consiguen interesantes figuras que trascienden el valor y el significado para convertirse en piezas artísticas que modulan el espacio cuando se entienden de forma conjunta.
El mobiliario está diseñado a base de módulos y permite también múltiples configuraciones. La forma del mostrador, los taburetes y las mesas reproduce en cierto modo el lenguaje de los embalajes e incorpora al diseño otros significados como el bajo coste, lo efímero, lo cambiante y lo casual, que hacen además referencia a la compra por internet.
Para más información visiten: Vaumm, Deskontalia
Vía: diarioDESIGN
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