El estudio Molins Interiors ha transformado esta casa pirenaica en un cálido refugio. ¿Sus recursos? Cálidas texturas, elementos en contraste, sutiles sorpresas, soluciones a medida… Ahora que el tiempo arrecia, le invitamos a refugiarte en este interior.
En plena comarca pirenaica de La Cerdanya se encuentra esta casa de piedra y madera, con el tejado de pizarra a dos aguas e integrada en una hilera de viviendas pareadas. Para ganar personalidad, los propietarios buscaban diferenciarla de las casas vecinas y encargaron su reforma a Molins Interiors. El estudio, liderado por Toni Molins, tuvo en todo momento carta blanca para desarrollar un proyecto muy personal, con sutiles guiños que huyen del rústico más tradicional.
La primera decisión fue aprovechar la doble altura de la zona del salón para crear una gran “boiserie” de aire contemporáneo, substituyendo la clásica chimenea rústica por una de diseño más actual. Tras ella, una completa zona de almacenaje con armarios y espacio para el televisor. Integra, asimismo, un cajetín vertical para almacenar la leña.
El enfoque del interiorismo de la vivienda claramente invernal a modo de “refugio de montaña” intimista y acogedor, surge del hecho que es una segunda residencia que se aprovecha exclusivamente durante la temporada de esquí. Para ello, Molins recurrió a una paleta cálida, en tonos tierra, con el marrón grisáceo de las paredes como protagonista. El protagonismo de la madera y la elección de los tejidos, simulando pieles, contribuyen a aumentar la sensación de calidez.
Otra de las fuentes de inspiración fue la naturaleza que rodea la casa y logra “integrarse” en todos los ambientes interiores. Para acompañarla, se escogieron tapicerías que imitan la piel animal, como la de zorro en las sillas del comedor o la de vaca en los pufs que cierran el salón. Piezas como la tosca mesa de centro, realizada con un tronco de árbol, los cantos rodados de río o la cabeza de alce que luce en la pared de la chimenea, realizada en madera natural, aportan una nota más sugerente y personal.
A nivel arquitectónico, la acción principal de la reforma fue eliminar el tabique divisorio que separaba la cocina del salón comedor, para conseguir que este espacio proyectara una sensación de mayor profundidad visual.
Para equipar la cocina, se eligió un mobiliario de diseño muy actual, de la línea Molins Cocinas, con acabado negro brillo y tiradores rústicos, realizados con troncos. Un elemento de contraste más en un interior intencionadamente inusual.
Para más información visiten: Molins Interiors
Vía: diarioDESIGN
En plena comarca pirenaica de La Cerdanya se encuentra esta casa de piedra y madera, con el tejado de pizarra a dos aguas e integrada en una hilera de viviendas pareadas. Para ganar personalidad, los propietarios buscaban diferenciarla de las casas vecinas y encargaron su reforma a Molins Interiors. El estudio, liderado por Toni Molins, tuvo en todo momento carta blanca para desarrollar un proyecto muy personal, con sutiles guiños que huyen del rústico más tradicional.
La primera decisión fue aprovechar la doble altura de la zona del salón para crear una gran “boiserie” de aire contemporáneo, substituyendo la clásica chimenea rústica por una de diseño más actual. Tras ella, una completa zona de almacenaje con armarios y espacio para el televisor. Integra, asimismo, un cajetín vertical para almacenar la leña.
El enfoque del interiorismo de la vivienda claramente invernal a modo de “refugio de montaña” intimista y acogedor, surge del hecho que es una segunda residencia que se aprovecha exclusivamente durante la temporada de esquí. Para ello, Molins recurrió a una paleta cálida, en tonos tierra, con el marrón grisáceo de las paredes como protagonista. El protagonismo de la madera y la elección de los tejidos, simulando pieles, contribuyen a aumentar la sensación de calidez.
Otra de las fuentes de inspiración fue la naturaleza que rodea la casa y logra “integrarse” en todos los ambientes interiores. Para acompañarla, se escogieron tapicerías que imitan la piel animal, como la de zorro en las sillas del comedor o la de vaca en los pufs que cierran el salón. Piezas como la tosca mesa de centro, realizada con un tronco de árbol, los cantos rodados de río o la cabeza de alce que luce en la pared de la chimenea, realizada en madera natural, aportan una nota más sugerente y personal.
A nivel arquitectónico, la acción principal de la reforma fue eliminar el tabique divisorio que separaba la cocina del salón comedor, para conseguir que este espacio proyectara una sensación de mayor profundidad visual.
Para equipar la cocina, se eligió un mobiliario de diseño muy actual, de la línea Molins Cocinas, con acabado negro brillo y tiradores rústicos, realizados con troncos. Un elemento de contraste más en un interior intencionadamente inusual.
Para más información visiten: Molins Interiors
Vía: diarioDESIGN
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