La reducida superficie de la vivienda (56 m²) fue un condicionante importante a la hora de conseguir el espacio de almacenamiento necesario, ordenar el espacio y hacer que interior-exterior se comunicaran visual y físicamente. El hecho de que el ático combinara techo plano y cubierta inclinada permitió aprovechar la inclinación para ganar altura y crear pequeños altillos para colocar armarios y ubicar el dormitorio juvenil.
Originalmente, el ático tenía techos planos y un pequeño tramo inclinado en la sala de estar. Explica el estudio que «la solución propuesta fue derribarlo todo, incluso el tramo de falso techo inclinado, y aislar con proyectado la envolvente bajo cubierta para después hacer un falso techo con aislamiento de lana mineral para matizar los ruidos del exterior, siguiendo las pendientes de la cubierta».
En la zona de los altillos, baño y vestidor, los falsos techos son planos, de madera, y contienen en el interior la instalación de un suelo radiante para mejorar / complementar las condiciones de calefacción con el aumento del volumen a climatizar.
Zona de día / zona de noche.
Tras la intervención, la zona de día (sala de estar, comedor y cocina) se integra en un gran ambiente con un mueble isla que distribuye, conecta y organiza el espacio y las visuales. Este volumen, que no llega al techo, ofrece almacenamiento por una cara y almacenamiento y superficie de trabajo-apoyo, en la cara enfrentada a la mesa del comedor.
Los espacios más privados, ambos con salida a una segunda terraza, están organizados aprovechando su doble altura. El dormitorio principal tiene la cama y un armario en la planta baja, y un segundo armario en el altillo. A él, se accede con una escalera portátil de madera que, además de ocupar muy poco espacio, se convierte en un elemento con cierto carácter decorativo.
El dormitorio de la hija acoge una zona de estudio en la planta baja y es una escalera-armario, con un singular juego de escalones de madera, la que permite acceder al dormitorio, ubicado en el altillo.
En ambas estancias, una ligera estructura metálica, cerrada con una red en el mismo color, sirve de barrera de protección, mientras que las puertas correderas quedan integradas en tabiques o armarios, ayudando a evitar el efecto pasillo y ofreciendo continuidad espacial.
Interiores coherentes y cálidos.
Los materiales y colores elegidos dan lugar a unos interiores coherentes, unificados y cálidos: la madera natural, roble para el interior e iroko para el exterior; piedra natural para la encimera de la cocina; cemento pulido en el pavimento y paredes de la zona del baño; el color gris para los revestimientos de paredes y armarios, y blanco para paredes y techos.
La reforma también significó la ejecución de una nueva envolvente, acústica y térmica, tratando cubiertas, paredes de fachada, medianeras y nuevas aberturas, haciendo de la nueva vivienda un hogar confortable y energéticamente eficiente.
Para más información visiten: Maite Prats
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