Las puertas correderas son una magnífica solución para ahorrar espacio, comunicar estancias, ocultar pasos… En el mercado podemos encontrar diferentes tipos entre los que podremos elegir en función de nuestra necesidad.
Las puertas correderas se presentan mediante dos sistemas de sujeción:
Guía exterior:
Se trata de una puerta que se desliza por una guía colocada en la parte superior y exterior del tabique. Es una solución rápida y económica, ya que permite su instalación sin necesidad de obras, ni siquiera es indispensable el cambio de puerta, una convencional puede adaptarse a corredera mediante este sistema. Tiene la desventaja de que es necesario conservar vacío de muebles el espacio que ocupará la puerta cuando esté abierta.
Corredera empotrada:
La puerta queda oculta entre dos tabiques una vez abierta. Tiene la ventaja de que no necesitamos conservar un espacio de pared vacío para permitir su apertura.
Las guías por las que se desliza quedan ocultas entre los tabiques, por esta razón tiene el inconveniente de que si se estropeara, habría que derribar el tabique para acceder a su reparación.
Dentro de este tipo de puertas, existen diferentes estéticas:
Una sola puerta:
Una puerta sencilla se oculta entre el hueco existente entre dos tabiques, o se apoya sobre la pared a través de la guía. Este sistema es recomendable para cerrar estancias donde el espacio es de vital importancia.
Doble puerta:
Dos puertas correderas, que se esconden una a cada lado del hueco de paso, entre dos tabiques, o sobre cada uno de ellos, en el caso de que sea con guía exterior. Ideal para separar dos ambientes que en ocasiones conviene que permanezcan unidos, como el salón del comedor o la cocina del office.
Dos puertas paralelas:
Las dos puertas se alojan en un mismo hueco de tabique, este sistema, igual que el anterior, es recomendable para crear en función de nuestras necesidades, uno o dos ambientes.
Puertas contiguas:
Dos puertas independientes, que se alojan en un mismo hueco de tabique de forma contrapuesta. Una forma práctica de cerrar estancias contiguas, reduciendo a uno, el hueco necesario para ocultar las dos puertas.
El peso debe ser un factor fundamental a la hora de decidirnos por un tipo u otro de puerta corredera. Si la puerta es demasiado grande, puede exceder el peso que una guía puede soportar. Cuando el espacio de paso sea superior a un metro, es preferible optar por un modelo que incluya dos puertas.
En lo que respecta a la estética, este tipo de puerta se puede adaptar a cualquiera que sea el estilo que domine nuestro espacio, ya que se fabrican en los mismos materiales que una puerta convencional, madera, vidrio, aluminio…
Herrajes para puertas correderas
Actualmente, el campo de los herrajes para puertas correderas se ha ampliado considerablemente con nuevos sistemas y accesorios. Además, estos sistemas tienen la ventaja de que se venden en kit (en buenas ferreterías y algunos centros de bricolaje), con lo que incluso pueden ser instalados por “manitas” habilidosos y con algo de experiencia en los trabajos caseros. Son elementos especiales para puertas de cristal y madera, con la ventaja de que soportan pesos de hasta 100 kg y que cuentan con sistema de amortiguación.
Una de las modalidades de los nuevos sistemas son los que presentan los herrajes por el exterior de la puerta, de forma que quedan vistos. Son los más sencillos de colocar, adecuados para ambientes de tipo industrial y contemporáneo. Soportan pesos de puerta de entre 40 y 75 kg, y pueden colocarse en pared o techo, tanto para puertas de cristal como de madera.
Pero si hay una novedad interesante, es la de los sistemas con carriles que se encastran a la parte posterior de las hojas de las puertas, de forma que éstas se deslizan por los raíles fijados a la pared sin herrajes visibles. Estos sistemas soportan hasta 100 kg de peso por hoja, y también existen opciones para puertas de cristal.
Vía: Deco Estilo
Las puertas correderas se presentan mediante dos sistemas de sujeción:
Guía exterior:
Se trata de una puerta que se desliza por una guía colocada en la parte superior y exterior del tabique. Es una solución rápida y económica, ya que permite su instalación sin necesidad de obras, ni siquiera es indispensable el cambio de puerta, una convencional puede adaptarse a corredera mediante este sistema. Tiene la desventaja de que es necesario conservar vacío de muebles el espacio que ocupará la puerta cuando esté abierta.
Corredera empotrada:
La puerta queda oculta entre dos tabiques una vez abierta. Tiene la ventaja de que no necesitamos conservar un espacio de pared vacío para permitir su apertura.
Las guías por las que se desliza quedan ocultas entre los tabiques, por esta razón tiene el inconveniente de que si se estropeara, habría que derribar el tabique para acceder a su reparación.
Dentro de este tipo de puertas, existen diferentes estéticas:
Una sola puerta:
Una puerta sencilla se oculta entre el hueco existente entre dos tabiques, o se apoya sobre la pared a través de la guía. Este sistema es recomendable para cerrar estancias donde el espacio es de vital importancia.
Doble puerta:
Dos puertas correderas, que se esconden una a cada lado del hueco de paso, entre dos tabiques, o sobre cada uno de ellos, en el caso de que sea con guía exterior. Ideal para separar dos ambientes que en ocasiones conviene que permanezcan unidos, como el salón del comedor o la cocina del office.
Dos puertas paralelas:
Las dos puertas se alojan en un mismo hueco de tabique, este sistema, igual que el anterior, es recomendable para crear en función de nuestras necesidades, uno o dos ambientes.
Puertas contiguas:
Dos puertas independientes, que se alojan en un mismo hueco de tabique de forma contrapuesta. Una forma práctica de cerrar estancias contiguas, reduciendo a uno, el hueco necesario para ocultar las dos puertas.
El peso debe ser un factor fundamental a la hora de decidirnos por un tipo u otro de puerta corredera. Si la puerta es demasiado grande, puede exceder el peso que una guía puede soportar. Cuando el espacio de paso sea superior a un metro, es preferible optar por un modelo que incluya dos puertas.
En lo que respecta a la estética, este tipo de puerta se puede adaptar a cualquiera que sea el estilo que domine nuestro espacio, ya que se fabrican en los mismos materiales que una puerta convencional, madera, vidrio, aluminio…
Herrajes para puertas correderas
Actualmente, el campo de los herrajes para puertas correderas se ha ampliado considerablemente con nuevos sistemas y accesorios. Además, estos sistemas tienen la ventaja de que se venden en kit (en buenas ferreterías y algunos centros de bricolaje), con lo que incluso pueden ser instalados por “manitas” habilidosos y con algo de experiencia en los trabajos caseros. Son elementos especiales para puertas de cristal y madera, con la ventaja de que soportan pesos de hasta 100 kg y que cuentan con sistema de amortiguación.
Una de las modalidades de los nuevos sistemas son los que presentan los herrajes por el exterior de la puerta, de forma que quedan vistos. Son los más sencillos de colocar, adecuados para ambientes de tipo industrial y contemporáneo. Soportan pesos de puerta de entre 40 y 75 kg, y pueden colocarse en pared o techo, tanto para puertas de cristal como de madera.
Pero si hay una novedad interesante, es la de los sistemas con carriles que se encastran a la parte posterior de las hojas de las puertas, de forma que éstas se deslizan por los raíles fijados a la pared sin herrajes visibles. Estos sistemas soportan hasta 100 kg de peso por hoja, y también existen opciones para puertas de cristal.
Vía: Deco Estilo
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