Se trata de un elemento diferencial que dota a la vivienda de mucho carisma y singularidad. Es casi un elemento exótico, y si no lo ve claro, intente hacer memoria: ¿cuántas personas que conoce viven en un apartamento o casa con altillo? Si responde ninguno o uno, no nos sorprende. No obstante, los altillos pueden ser igual de útiles que decorativos.
Cuestión de altura
Lo primero que debemos tener en cuenta antes de plantearnos construir un altillo es la altura de la vivienda. Puede haber y de hecho hay altillos a distintas alturas, pero si su intención es que la parte inferior sea habitable y transitable para una persona que está de pie, necesita, al menos, entre 4 y 5 metros del suelo al techo. No solo para que el espacio inferior sea habitable, sino para que el espacio superior no quede pegado al techo y resulte claustrofóbico, claro…
Ganar espacio en pisos pequeños
La principal función de un altillo no es decorativa, sino la de ganar espacio. Y para ello, no se concibe el espacio en metros cuadrados (superficie), sino en metros cúbicos (volumen). De este modo tenemos muchísimo más espacio de lo que imaginamos dentro de una vivienda. Por eso, la mayoría de altillos que ha visto en fotografías de interiores se corresponden a viviendas pequeñas o muy pequeñas en las que se ha necesitado construir un altillo para ubicar el dormitorio y, así, aprovechar la superficie útil del suelo para las otras estancias del hogar (salón, cocina y baño).
Entreplantas concebidas como altillos
Si la vivienda en cuestión tiene mucha altura, se puede incluso tener un altillo en el cual, tanto el espacio inferior como en superior, sean plenamente transitables. Una entreplanta, vaya. Es decir, que sus habitantes puedan circular libremente y estar de pie tanto arriba como abajo. Y si, además, se trata de un altillo amplio, puede incluso albergar un dormitorio completo con su correspondiente armario o vestidor.
El dormitorio, mejor arriba
Como ya ve, el uso más clásico de un altillo es el de ubicar la cama o un dormitorio entero, según el espacio disponible. Y es así porque tiene ciertas ventajas: por un lado, si se trata de un loft, es la manera de ganar más intimidad o invisibilidad respecto al resto de la vivienda. Por el otro, el dormitorio es la única estancia no común de la vivienda. Por lo tanto, colocarlo en un altillo también le permite ganar espacio para destinarlo a las zonas comunes en las que se concentra la mayor parte de la actividad.
Otras distribuciones
Que lo más común sea ubicar el dormitorio en el altillo, no significa que siempre sea así. De hecho, hay viviendas en las que no se sigue una distribución tradicional. En este ejemplo vemos cómo se ha aprovechado su generosa altura y abundante luz natural para ubicar el salón arriba del altillo y la cocina y el comedor, abajo.
La luz y la ventilación disponibles
Por lo general, y otro de los motivos por los cuales se ubica la cama en los altillos, es porque suelen tener menos luz natural. En ese caso, hay que hacer un esfuerzo adicional en los sistemas de iluminación artificial para no sentirse en una cueva. En el mismo sentido, si no hay ventanas cerca, conviene conocer las corrientes de aire para lograr una adecuada ventilación del altillo.
Las escaleras para subir al altillo
Las escaleras ocupan espacio. Por lo tanto, el tipo de escaleras que pongamos para subir al altillo dependerá del espacio disponible. Existen distintas opciones. La primera, para ahorrar todos los centímetros posibles, sería una escalera recta, de tipo pintor, que vaya verticalmente del suelo al altillo. La segunda es una escalera marinera, como la anterior, pero con una ligera inclinación. La tercera, sería una escalera normal, pero para que no ocupe tanto, que tenga los peldaños más cortos y altos. Y la última, una escalera normal, que respete la inclinación y el tamaño de los peldaños estándar. ¡Recuerde que el hueco de las escaleras pueden destinarse al almacenaje!
Vía: habitissimo
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