Con la reforma, se eliminaron varias paredes y puertas, consiguiendo que la luz natural llegase hasta la puerta de entrada por primera vez. Esta intervención también dio lugar a interesantes ejes visuales desde diferentes rincones de la casa.
Más cómoda y actual.
La zona común que, originalmente la formaban varias habitaciones, se ha planteado como una estancia diáfana en la que la sala de estar, el comedor y la cocina disfrutan de la abundante luz natural que entra a través de las superficies acristaladas de la fachada. El blanco predomina en este espacio común y sólo algunos elementos del mobiliario y el volumen de suelo a techo que acoge la chimenea tienen un color diferente.
Desde la zona de comedor, se tiene acceso a un dormitorio con baño completo y litera para que puedan dormir hasta cuatro niños. Al otro lado del apartamento, se encuentra el dormitorio principal, donde la cama y el baño están separados por una funcional pared con cortinas para perder el menor espacio posible y mantener la amplitud. Justo en la entrada, un aseo da servicio a la habitación principal y también a las posibles visitas.
Materiales ligeros y colores claros.
Para incrementar la sensación de amplitud, el autor del proyecto seleccionó materiales ligeros y colores claros. El pavimento continuo blanco se extiende a todas las habitaciones, incluso en la ducha. A este suelo se suman las paredes en el mismo color, lo que ayuda a reflejar la luz del día, contribuyendo a que el espacio parezca aún más amplio.
En el estar, el armario de madera de la zona de comedor y la chimenea proporcionan la comodidad necesaria y la sensación cálida que se necesita en un living. Concluye el estudio que «el mobiliario y la decoración minimalista dan el toque final que necesitaba el proyecto.»
Para más información visiten: Imore
hermoso
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