Hoy vamos a descubrir una de las obras más interesantes de la arquitectura de vanguardia del siglo XX, es la conocida como La unidad habitacional de Le Corbusier. Con ella, conoceremos nuevas fórmulas de distribución de espacios y cómo organizar la arquitectura de manera funcional.
Probablemente, tendremos la sensación de que esta construcción se conforma por un entramado de pisos dispuestos de manera horizontal y bajo una serie de módulos que poseen una clara formación lineal. Evidentemente, no estamos hablando de simetría, pero sí de orden y exactitud.
A través de obras como esta, se ha podido comprobar que la arquitectura puede ofrecer múltiples posibilidades. La creatividad queda patente desde el exterior, siendo la parte pública y más visible. No obstante, el interior alberga también unos diseños completamente innovadores.
Un poco de historia…
La unidad habitacional es una construcción que, sin lugar a dudas, se convierte en un auténtico referente para la arquitectura por su originalidad. No tiene precedentes y es un ejemplo que ilustra las destrezas de su autor, Le Corbusier.
Comienza a ser diseñada una vez que finaliza la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se inicia la construcción en 1951 en la ciudad de Marsella (Francia). Se tarda en realizar cinco años, habiendo algunas pausas intermedias que tuvieron que ver con la falta de presupuesto.
¿Qué pretendía conseguir el artista?
Al observar el edificio puede surgir la siguiente pregunta: ¿qué pretendía hacer Le Corbusier con esta construcción? Debemos prestar atención a los aspectos externos e internos, ya que el conjunto forma un todo que debe estar perfectamente relacionado. Algunas características son las siguientes:
Se desarrolla el concepto de módulo, con el fin de que el sistema de proporciones quede patente y exista, así, una adaptación correcta hacia el ser humano. Es un sistema completamente diferente al decimal. Búsqueda del racionalismo.
Podría decirse que es un campo de pruebas antes de que consiga llegar al concepto de modular.
El principal objetivo es que haya una buena adaptación a los residentes del edificio, habiendo distribución de los servicios que permitan generar confort y estabilidad.
En otras palabras, se conforma el principio de autosuficiencia, favoreciendo la circulación interna, economizando espacios y consiguiendo la funcionalidad.
A su vez, debemos destacar que hay ciertos toques cromáticos por la fachada con el fin de que haya dinamismo estético.
Morfología estructural
El propio edificio es una unidad; es decir, un gran bloque de hormigón que va a servir de residencia en la que deben existir las proporciones idóneas para la adaptación adecuada al ser humano.
Puede albergar hasta 1.600 personas.
Las dimensiones del edificio son 140 metros de largo, 24 metros de ancho y 56 metros de altura.
Cada piso tiene 58 apartamentos, habiendo un total de 337. Para poder entrar en cada uno, existe un corredor interno que permite la correcta distribución de los residentes.
A su vez, los vecinos pueden disfrutar de servicios como ocio, restaurantes, lavadero, salón de actos y muchos otros.
Se levanta sobre un conjunto de pilares que permiten liberar el espacio inferior para convertirlo en espacio de ocio con jardines.
No cabe duda de que el hormigón se ha configurado como un material resistente que permite ser trabajado desde distintos puntos de vista. Esta es la concepción que va a imperar en el siglo XX, así lo demuestran también los arquitectos de la Escuela de Chicago.
El significado propio de la obra de Le Corbusier
El principal objetivo que se pretende alcanzar con este edificio es garantizar los servicios básicos que necesita la gente, todo dentro de un espacio habitable; es decir, que se puedan solventar sus necesidades a través de una estructura funcional que permita tener los elementos básicos para vivir.
Por tanto, estamos hablando de una preocupación porque haya un proceso de autonomía en el que los residentes no tengan que salir de su residencia, ya que en ella encontrarán todo lo que precisen. Todo esto podría resumirse en una palabra: autosuficiencia.
Un poco de historia…
La unidad habitacional es una construcción que, sin lugar a dudas, se convierte en un auténtico referente para la arquitectura por su originalidad. No tiene precedentes y es un ejemplo que ilustra las destrezas de su autor, Le Corbusier.
Comienza a ser diseñada una vez que finaliza la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se inicia la construcción en 1951 en la ciudad de Marsella (Francia). Se tarda en realizar cinco años, habiendo algunas pausas intermedias que tuvieron que ver con la falta de presupuesto.
Podemos hablar de un edificio grandilocuente que no pretende simular a los rascacielos de EE.UU., ni tampoco a grandes edificios urbanos. El principal propósito es trabajar sobre él ciertos conceptos artísticos que aún no se han realizado; es decir, es un campo de pruebas.
La geometría solucionará los problemas de la arquitectura.
-Le Corbusier-
-Le Corbusier-
¿Qué pretendía conseguir el artista?
Al observar el edificio puede surgir la siguiente pregunta: ¿qué pretendía hacer Le Corbusier con esta construcción? Debemos prestar atención a los aspectos externos e internos, ya que el conjunto forma un todo que debe estar perfectamente relacionado. Algunas características son las siguientes:
Se desarrolla el concepto de módulo, con el fin de que el sistema de proporciones quede patente y exista, así, una adaptación correcta hacia el ser humano. Es un sistema completamente diferente al decimal. Búsqueda del racionalismo.
Podría decirse que es un campo de pruebas antes de que consiga llegar al concepto de modular.
El principal objetivo es que haya una buena adaptación a los residentes del edificio, habiendo distribución de los servicios que permitan generar confort y estabilidad.
En otras palabras, se conforma el principio de autosuficiencia, favoreciendo la circulación interna, economizando espacios y consiguiendo la funcionalidad.
A su vez, debemos destacar que hay ciertos toques cromáticos por la fachada con el fin de que haya dinamismo estético.
Morfología estructural
El propio edificio es una unidad; es decir, un gran bloque de hormigón que va a servir de residencia en la que deben existir las proporciones idóneas para la adaptación adecuada al ser humano.
Puede albergar hasta 1.600 personas.
Las dimensiones del edificio son 140 metros de largo, 24 metros de ancho y 56 metros de altura.
Cada piso tiene 58 apartamentos, habiendo un total de 337. Para poder entrar en cada uno, existe un corredor interno que permite la correcta distribución de los residentes.
A su vez, los vecinos pueden disfrutar de servicios como ocio, restaurantes, lavadero, salón de actos y muchos otros.
Se levanta sobre un conjunto de pilares que permiten liberar el espacio inferior para convertirlo en espacio de ocio con jardines.
No cabe duda de que el hormigón se ha configurado como un material resistente que permite ser trabajado desde distintos puntos de vista. Esta es la concepción que va a imperar en el siglo XX, así lo demuestran también los arquitectos de la Escuela de Chicago.
El significado propio de la obra de Le Corbusier
El principal objetivo que se pretende alcanzar con este edificio es garantizar los servicios básicos que necesita la gente, todo dentro de un espacio habitable; es decir, que se puedan solventar sus necesidades a través de una estructura funcional que permita tener los elementos básicos para vivir.
Por tanto, estamos hablando de una preocupación porque haya un proceso de autonomía en el que los residentes no tengan que salir de su residencia, ya que en ella encontrarán todo lo que precisen. Todo esto podría resumirse en una palabra: autosuficiencia.
Vía: midecoración
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