Nuestra casa puede llegar a convertirse en un espacio de almacenamiento de artilugios si no mantenemos un control. Por eso, evite la sobrecarga decorativa en su hogar manteniendo un control de la situación.
Cuando tenemos una casa nueva y queremos decorarla de la mejor manera posible, todo lo que vemos en tiendas y por internet nos parece bonito e interesante. Surge, así, la necesidad de adquirirlo. El problema se encuentra cuando no gestionamos bien las compras.
Para decorar el hogar no es preciso recargar todos los espacios, ni tampoco comprar aleatoriamente sin mantener un estilo o concordancia entre el mobiliario y la decoración. Hay que tener en mente el objetivo a conseguir y saber qué se necesita realmente.
Demasiados muebles y poco espacio
Muchas veces, lo único que se pretende es cubrir los espacios de la manera más rápida posible. En el fondo, esto es un error. Lo único que se consigue es un desajuste en la armonía decorativa y, por consiguiente, provocar tensión.
Estudiando bien cada habitación y teniendo en mente el tipo de mobiliario que sería necesario, pueden escogerse aquellos recursos que más convengan. A su vez, hay que tratar de entablar diálogo entre ellos.
Es mejor tener cinco muebles bien dispuestos que no diez mal repartidos y ocupando espacio. ¿Cuántas veces nos ha pasado que tenemos sillas amontonadas en algún rincón o estanterías que ocupan espacio sin necesidad?
Sobrecarga decorativa con objetos
Otro problema es la acumulación de elementos decorativos dispuestos en estanterías, mesas, vitrinas, etc. La mayoría se convierten en elementos innecesarios. ¿Qué debemos hacer?
En primer lugar, no comprar de manera compulsiva. No hay nada peor como llevar a casa continuamente objetos solamente porque nos han gustado en un escaparate.
A lo largo de los años, es posible que nos hayan hecho regalos para la casa: jarrones, macetas, figuras, cuadros, esculturas, vasos, etc. Si alguno de ellos consideramos que debe ser sustituido, o directamente eliminado, no tenemos que dudar en hacerlo.
Por otro lado, todo esto genera acumulación de suciedad. Además, para limpiar, entorpecen demasiado y se convierte en una tarea muy difícil que conlleva demasiado tiempo.
Otro problema es que no todos los recursos que estén presentes en un espacio van a estar en sintonía. Cada uno ofrece un contenido y, por consiguiente, se produce una disparidad demasiado amplia.
Oxigenar el espacio es sinónimo de salud ambiental
En una casa debe haber espacio por el que poder deambular. Si entorpecemos el paso continuamente con muebles, entonces se está produciendo tensión y acumulación innecesaria de recursos. Estamos ante una sobrecarga decorativa.
En cada habitación hay que dejar los espacios centrales libres. No se puede colocar mobiliario en cualquier parte así porque sí. Lo único que se conseguirá es incomodidad y dificultades para poder moverse.
Cuando se amueble una habitación, es preferible utilizar los lados como puntos donde ubicar los muebles. En el caso de que se tenga que utilizar una zona céntrica, puede ser para un sofá o una mesa comedor.
Siempre hay que asegurarse de que está oxigenado el espacio y de que haya facilidad de paso. No coloque elementos decorativos, lámparas, sillas o mesas en medio. En realidad, estos recursos no son tan determinantes para la casa.
Busque la armonía entre los distintos elementos y trate de que haya un ambiente plácido y confortable. El principal objetivo que se debe conseguir es la comodidad.
Su casa no es un trastero
Probablemente, habrá oído hablar del síndrome de diógenes. Pues bien, este tipo de trastornos generan el almacenamiento de basura y de todo tipo de objetos que no son necesarios. Para no caer en un problema de este tipo, no hay que acumular objetos en casa continuamente.
A veces, convertimos la vivienda en un trastero donde guardar productos, muebles y elementos decorativos. Si alguno de ellos está deteriorado, o simplemente en desuso, en lugar de estar almacenando de manera compulsiva, es mejor deshacerse de él.
Es importante mantener el orden y una buena organización. Debemos unir funcionalidad y concordancia. Si algo va a ser utilizado y ayuda en la decoración, puede tener presencia en casa; si no es así, entonces no acumule. Estará evitando la sobrecarga decorativa.
Demasiados muebles y poco espacio
Muchas veces, lo único que se pretende es cubrir los espacios de la manera más rápida posible. En el fondo, esto es un error. Lo único que se consigue es un desajuste en la armonía decorativa y, por consiguiente, provocar tensión.
Estudiando bien cada habitación y teniendo en mente el tipo de mobiliario que sería necesario, pueden escogerse aquellos recursos que más convengan. A su vez, hay que tratar de entablar diálogo entre ellos.
Es mejor tener cinco muebles bien dispuestos que no diez mal repartidos y ocupando espacio. ¿Cuántas veces nos ha pasado que tenemos sillas amontonadas en algún rincón o estanterías que ocupan espacio sin necesidad?
Sobrecarga decorativa con objetos
Otro problema es la acumulación de elementos decorativos dispuestos en estanterías, mesas, vitrinas, etc. La mayoría se convierten en elementos innecesarios. ¿Qué debemos hacer?
En primer lugar, no comprar de manera compulsiva. No hay nada peor como llevar a casa continuamente objetos solamente porque nos han gustado en un escaparate.
A lo largo de los años, es posible que nos hayan hecho regalos para la casa: jarrones, macetas, figuras, cuadros, esculturas, vasos, etc. Si alguno de ellos consideramos que debe ser sustituido, o directamente eliminado, no tenemos que dudar en hacerlo.
Por otro lado, todo esto genera acumulación de suciedad. Además, para limpiar, entorpecen demasiado y se convierte en una tarea muy difícil que conlleva demasiado tiempo.
Otro problema es que no todos los recursos que estén presentes en un espacio van a estar en sintonía. Cada uno ofrece un contenido y, por consiguiente, se produce una disparidad demasiado amplia.
Oxigenar el espacio es sinónimo de salud ambiental
En una casa debe haber espacio por el que poder deambular. Si entorpecemos el paso continuamente con muebles, entonces se está produciendo tensión y acumulación innecesaria de recursos. Estamos ante una sobrecarga decorativa.
En cada habitación hay que dejar los espacios centrales libres. No se puede colocar mobiliario en cualquier parte así porque sí. Lo único que se conseguirá es incomodidad y dificultades para poder moverse.
Cuando se amueble una habitación, es preferible utilizar los lados como puntos donde ubicar los muebles. En el caso de que se tenga que utilizar una zona céntrica, puede ser para un sofá o una mesa comedor.
Siempre hay que asegurarse de que está oxigenado el espacio y de que haya facilidad de paso. No coloque elementos decorativos, lámparas, sillas o mesas en medio. En realidad, estos recursos no son tan determinantes para la casa.
Busque la armonía entre los distintos elementos y trate de que haya un ambiente plácido y confortable. El principal objetivo que se debe conseguir es la comodidad.
Su casa no es un trastero
Probablemente, habrá oído hablar del síndrome de diógenes. Pues bien, este tipo de trastornos generan el almacenamiento de basura y de todo tipo de objetos que no son necesarios. Para no caer en un problema de este tipo, no hay que acumular objetos en casa continuamente.
A veces, convertimos la vivienda en un trastero donde guardar productos, muebles y elementos decorativos. Si alguno de ellos está deteriorado, o simplemente en desuso, en lugar de estar almacenando de manera compulsiva, es mejor deshacerse de él.
Es importante mantener el orden y una buena organización. Debemos unir funcionalidad y concordancia. Si algo va a ser utilizado y ayuda en la decoración, puede tener presencia en casa; si no es así, entonces no acumule. Estará evitando la sobrecarga decorativa.
Vía: midecoración
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