Si lo que está buscando es darle a la cocina o el salón un toque decorativo exótico, cálido y original, tenga en cuenta el frutero, un recurso decorativo que llenará de vida su hogar.
Un frutero no solo se compone de frutas, también de colores y alegría. En el fondo, transmite sensaciones apacibles y genera buen clima en el lugar, ya que se compone de productos de la naturaleza.
Las frutas son un alimento que puede quedar visible a la vista. El estado de conservación que requieren es un ambiente seco y limpio; eso sí, hay que irlas renovando, ya que pueden descomponerse si se dejan demasiado tiempo al aire libre.
Decoración para la cocina y el salón
Un frutero no encaja en cualquier habitación de la casa. Cada espacio tiene sus funciones y la decoración que se aplique en cada uno tendrá un significado y repercusión. Sin embargo, el frutero puede encajar muy bien en la cocina y el salón.
Cocina: este lugar está asociado a realización de comida y su conservación. Las frutas normalmente se van a encontrar en la cocina junto al resto de la comida; por tanto, ¿por qué no tenerlas también para decorar?
Salón: se destina fundamentalmente a actividades de descanso, ocio y recreación personal, pero también puede ser un espacio para comer; por eso, pueden encontrarse frutas en cuencos para la decoración de la mesa de comedor.
Principalmente, van a ser estos dos espacios de la casa los que puedan tener la fruta como medio decorativo. En cambio, los dormitorios o el baño no pueden tener este privilegio.
– Llena de calidez y color tanto la cocina como el salón.-
Maneras de colocar la fruta
No todas las frutas pueden tener presencia en la decoración; hay algunas que por su tamaño o color no interesa que estén presentes. Por eso, hay que seleccionar y conocer el contenido estético que aportan.
El plátano: de color amarillo, representa la fruta de zonas cálidas y posee una forma curva diferente a otras. Sin duda, ofrece un carácter exótico.
La manzana: ejemplo por excelencia, no puede faltar en el frutero. Existen de colores rojo, verde y amarillo. Cuanto más perfecta esté por el exterior mejor calidad decorativa.
La pera: otro caso semejante a la manzana. Resulta interesante por contrastar en la forma con las demás frutas. Dinamiza mucho la decoración.
Las uvas: representan un ambiente bucólico, ensimismado y clásico. Recuerda al vino y son una fruta que transmite, además, dulzura por su apariencia.
Las cerezas: siempre que se pueda, aporta cerezas para generar contraste con el resto de colores; poseen una tonalidad rojiza-granate muy intensa.
Naranjas y limones: por la diferencia de tonalidad de ambas frutas, se hacen imprescindibles; además, difunden un olor agradable.
No interesa recargar el frutero con demasiados ejemplares. Utilice uno de cada tipo, conseguirá que exista variedad, se dinamiza la decoración y funciona como un foco de color muy interesante.
Frutas auténticas o frutas de plástico
Existen dos tipos de frutas, las que son comestibles y las que no. Estas últimas suelen ser de plástico y suelen venderse en bazares y tiendas de decoración. ¿Cuál de los dos modelos escoger?
Las frutas comestibles son auténticas y tienen un color natural. De este modo, se consigue una sensación de veracidad y producen aromas; pero tienen un problema: con el paso del tiempo se deterioran y pueden producir malos olores.
Frutas de plástico: existen diferentes tipos, pero hay algunas que son muy semejantes a las naturales, casi ni se percibe la diferencia. Son fáciles de limpiar y no se estropean con el paso del tiempo.
A la hora de elegir, todo depende del propósito que se tenga. Si se van a consumir las frutas a diario, pueden ponerse las que son originales, pero si no va a ser así pueden comprarse las artificiales que llegan a ser tan veraces como las extraídas de la naturaleza.
El recipiente, ¿cuál escoger?
Existen muchos modelos. Entre ellos cabe destacar los que son con distintos pisos, pudiendo ser los cuencos de forma circular o cuadrangular. Se colocarían las frutas en cada piso, distribuyendo los colores y generando equilibrio.
Otro caso sería un cuenco, jarra o copa de metal. Aquí se podrían combinar las frutas, de manera más aleatoria. Se pueden dejar caer las uvas por un lado y conseguir un resultado muy decorativo, tanto para la mesa de comedor del salón como para la cocina.
Decoración para la cocina y el salón
Un frutero no encaja en cualquier habitación de la casa. Cada espacio tiene sus funciones y la decoración que se aplique en cada uno tendrá un significado y repercusión. Sin embargo, el frutero puede encajar muy bien en la cocina y el salón.
Cocina: este lugar está asociado a realización de comida y su conservación. Las frutas normalmente se van a encontrar en la cocina junto al resto de la comida; por tanto, ¿por qué no tenerlas también para decorar?
Salón: se destina fundamentalmente a actividades de descanso, ocio y recreación personal, pero también puede ser un espacio para comer; por eso, pueden encontrarse frutas en cuencos para la decoración de la mesa de comedor.
Principalmente, van a ser estos dos espacios de la casa los que puedan tener la fruta como medio decorativo. En cambio, los dormitorios o el baño no pueden tener este privilegio.
– Llena de calidez y color tanto la cocina como el salón.-
Maneras de colocar la fruta
No todas las frutas pueden tener presencia en la decoración; hay algunas que por su tamaño o color no interesa que estén presentes. Por eso, hay que seleccionar y conocer el contenido estético que aportan.
El plátano: de color amarillo, representa la fruta de zonas cálidas y posee una forma curva diferente a otras. Sin duda, ofrece un carácter exótico.
La manzana: ejemplo por excelencia, no puede faltar en el frutero. Existen de colores rojo, verde y amarillo. Cuanto más perfecta esté por el exterior mejor calidad decorativa.
La pera: otro caso semejante a la manzana. Resulta interesante por contrastar en la forma con las demás frutas. Dinamiza mucho la decoración.
Las uvas: representan un ambiente bucólico, ensimismado y clásico. Recuerda al vino y son una fruta que transmite, además, dulzura por su apariencia.
Las cerezas: siempre que se pueda, aporta cerezas para generar contraste con el resto de colores; poseen una tonalidad rojiza-granate muy intensa.
Naranjas y limones: por la diferencia de tonalidad de ambas frutas, se hacen imprescindibles; además, difunden un olor agradable.
No interesa recargar el frutero con demasiados ejemplares. Utilice uno de cada tipo, conseguirá que exista variedad, se dinamiza la decoración y funciona como un foco de color muy interesante.
Frutas auténticas o frutas de plástico
Existen dos tipos de frutas, las que son comestibles y las que no. Estas últimas suelen ser de plástico y suelen venderse en bazares y tiendas de decoración. ¿Cuál de los dos modelos escoger?
Las frutas comestibles son auténticas y tienen un color natural. De este modo, se consigue una sensación de veracidad y producen aromas; pero tienen un problema: con el paso del tiempo se deterioran y pueden producir malos olores.
Frutas de plástico: existen diferentes tipos, pero hay algunas que son muy semejantes a las naturales, casi ni se percibe la diferencia. Son fáciles de limpiar y no se estropean con el paso del tiempo.
A la hora de elegir, todo depende del propósito que se tenga. Si se van a consumir las frutas a diario, pueden ponerse las que son originales, pero si no va a ser así pueden comprarse las artificiales que llegan a ser tan veraces como las extraídas de la naturaleza.
El recipiente, ¿cuál escoger?
Existen muchos modelos. Entre ellos cabe destacar los que son con distintos pisos, pudiendo ser los cuencos de forma circular o cuadrangular. Se colocarían las frutas en cada piso, distribuyendo los colores y generando equilibrio.
Otro caso sería un cuenco, jarra o copa de metal. Aquí se podrían combinar las frutas, de manera más aleatoria. Se pueden dejar caer las uvas por un lado y conseguir un resultado muy decorativo, tanto para la mesa de comedor del salón como para la cocina.
Vía: midecoración
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