El norte de Europa
Este tipo de apartamentos es muy común en el norte de Europa. Ámsterdam, gracias a su impresionante red de canales, es probablemente la ciudad europea donde más abundan este tipo de viviendas. De hecho, se calcula que unas 2.500 familias viven en un barco y que ya no queda espacio para muchas más.
Algunas de estas casas tienen cien años, pero el verdadero crecimiento se produjo en los años 60 cuando los holandeses reclamaban un piso tras la II Guerra Mundial. La falta de suelo obligó al gobierno a ofrecer este tipo de construcciones, algo que solo es posible en ciudades como Ámsterdam que tiene 165 canales. Hoy en día, este tipo de pisos están tan codiciados como los convencionales, probablemente debido a su excelente ubicación.
Cómo es vivir en una casa barco
Todos estos apartamentos necesitan un amarre aunque no todos disponen de motor para poder moverse. La mayoría están construidas sobre una plataforma fija y no se pueden mover, permaneciendo inmóviles en un punto fijo.
A nivel de diseño, los hay de muchos tipos en función de lo que cada uno busque. Hay los que buscan mantener ese halo romántico de las antiguas embarcaciones con delicioso olor a madera vieja. Otros buscan ser fieles a un modelo de vida sencillo, con un interior práctico y reducido, respondiendo así al deseo de sus propietarios de estar en contacto con la naturaleza.
Dentro de ellos, los hay de diferentes tamaños, incluso algunos cuentan con dos pisos, terraza y jardines adosados. Si buscamos lujo, también lo encontraremos porque hay auténticas mansiones flotantes, que cuentan con todo tipo de comodidades y con diseños vanguardistas. Revestidas de cristal, e incluso con domótica de última generación.
La vida en ellas es similar a la de cualquier otro tipo de vivienda, con la ventaja de que disfrutamos de localizaciones privilegiadas y entornos naturales impresionantes. Además, si se cansa de la ubicación puede moverla con la ayuda de un remolque y establecerla en otro punto, siempre y cuando la normativa lo permita. Pero también hay que tener en cuenta que su mantenimiento es algo más costoso que un alojamiento habitual, debido a las condiciones climatológicas a la que se expone y por estar a la intemperie, así como los gastos del seguro de hogar.
Quiénes son sus propietarios
Trazar un perfil no es sencillo. Por lo general, el espíritu aventurero suele acompañar a quienes optan por ellas, pero también existen perfiles nómadas y bohemios que no quieren establecerse en ningún punto de forma permanente. Poder cambiar rápidamente de ubicación es uno de los atractivos que muchos encuentran. También hay quienes buscan alejarse de la ciudad, conectar con la naturaleza y disfrutar de una localización privilegiada.
Hay un tercer perfil de personas responsables con el medio ambiente y que abogan por un tipo de alojamiento sostenible. Las casas barco pueden ser esa alternativa, ya que muchas de ellas presumen de eficiencia energética. Algunas de ellas cuentan con placas de agua caliente y paneles solares, también pueden recoger energía a través de la aerotermia, un sistema que consiste en extraer la energía que hay en el aire y cedérsela al agua.
En algunas ciudades, ya están levantando este tipo de viviendas flotantes sostenibles y por lo general, su construcción conlleva de tres a cinco meses.
Vía: El Blog de Anida
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