Con cada vez más adeptos en todo el mundo, el fenómeno del coworking sigue creciendo. Ya no se trata sólo de un lugar donde los autónomos –ahora llamados freelances– se reúnen a trabajar, sino de una nueva forma de trabajo y de vida. Conceptos como empatía, colaboración o sinergias son fundamentales en estos espacios, que apuestan por la creatividad y la innovación a través del diseño. Buen ejemplo de ello es el nuevo espacio de coworking que utopic_US acaba de abrir en Conde de Casal, y que viene a sumarse a sus otros dos centros existentes en Madrid.
Diseñado por Izaskun Chinchilla Arquitect@s, el nuevo espacio ocupa los 900 metros cuadrados de un local existente de dos plantas, donde la arquitecta y su equipo han jugado con espacios abiertos y perspectivas cruzadas, entre las que han alternado salas cerradas, destinadas a empresas, y salas de reuniones que precisan de una mayor privacidad. “La forma en cómo contribuye un edificio a la sociedad civil fue la premisa que nos planteamos a la hora de abordar el proyecto”, afirma Chinchilla, que destaca el cada vez mayor protagonismo de la ciudadanía activa a la hora de construir ciudad.
Hasta hace poco concebida como una ciudad de funcionarios, Madrid ha sufrido durante estos últimos años muchas transformaciones a nivel cultural. Un giro de 180º, del que son en gran parte responsables los llamados milenials –las generaciones más jóvenes, nacidas entre los años 1980 y 2000– que apuestan por el trabajo en red y destacan la importancia de compartir. “utopic_US Conde de Casal es un proyecto ambicioso, que ya forma parte de una red de espacios que quieren ser la sede para que esta generación transforme Madrid, convirtiéndola en capital del emprendimiento creativo; y nosotros queremos ser el soporte, el bastión de esa generación” afirman los autores de la intervención.
Según muchos estudios, el coworking está intrínsecamente asociado al mundo urbano, donde la densidad y la mezcla de personas y oportunidades favorece la aparición de lugares cuya razón de ser es compartir la creatividad. Un fenómeno que sirvió de inspiración a los arquitectos para diseñar un espacio que rinde homenaje a dos grandes ciudades como son Nueva York y Tokio. Dos metrópolis a las que todo el mundo quiere viajar y volver, cuyos iconos conocemos en cada rincón del planeta; parte ambas de un imaginario universal –Nueva York como el emblema de una ciudad abierta, sinónimo de libertad y triunfo, y Tokio como el lugar donde la tecnología más puntera convive con la cultura más ancestral–.
“utopic_US es una empresa creativa, joven, incluso podríamos decir que un poco gamberra, y la idea de mezclar inspiraciones y recuerdos de dos ciudades, a priori muy distintas, sintonizaba con el alma de compañía” añade Chinchilla, que refuerza, a través de la sorpresa y la interactividad, el vínculo entre diseño y usuario. Ya desde la calle, utopic_US Conde de Casal anticipa un interior que, lúdico y colorido, reproduce la estética típica de estas dos grandes urbes “en un espacio abierto y lleno de oportunidades para los que imaginan un mundo distinto“.
“Todos pasamos mucho tiempo en nuestros lugares de trabajo y necesitamos sentir que nuestro espacio de trabajo se adapta a las necesidades únicas que cada uno de nosotros tenemos. Es muy importante crear un ambiente de trabajo adecuado, y la arquitectura y el diseño de los espacios y el mobiliario es crucial para conseguirlo” afirma la arquitecta, que a partir de elementos asequibles, muchos de ellos adquiridos en IKEA, ha diseñado un equipamiento versátil pero con carácter, que puede ser trasladado fácilmente a otro local. Camas convertidas en mesas, o literas en Skype-rooms, son algunos de los ejemplos de cómo es posible transformar mobiliario industrial y contemporáneo, en un entorno dinámico y lleno de color gracias a las telas, cerámicas y papeles empleados.
Ya en la recepción, una estructura de andamios recuerda las típicas escaleras de incendios que pueblan las fachadas neoyorquinas, con origamis de colores –los característicos peces de papel japoneses– colgados de ella. Las escaleras, el columpio y las hamacas refelejan el carácter participativo y dinámico, de un espacio en el que apetece trabajar.
Más de 90 puestos de trabajo, fijos y flexibles, ocupan la zona diáfana de coworking, con diferentes tipos de escritorios y 3 tipos de asientos –columpio, pelota y silla tradicional– elegidos para mejorar la ergonomía del trabajador. Entre ellos, y para los que deseen una mayor privacidad, se han colocado estores y mosquiteras. Además, para fomentar la participación del usuario e invitarlo al bricolaje, la personalización y la apropiación del lugar, es posible cambiar la posición de todas las piezas de mobiliario.
Junto a la zona de trabajo, y como corazón de la intervención, se ha diseñado un amplio espacio a doble altura destinado a eventos, al que abren la mayoría de las estancias, y en el que destaca una red colgante donde los trabajadores pueden jugar, descansar, ver películas o atender a las ponencias que tienen lugar en él.
Como auténticos ryokanes japoneses, las salas de reuniones se ordenan alrededor de una mesa baja cerámica, bajo una original cubierta de madera a dos aguas de la que cuelgan las luminarias.
Todas ellas distintas entre si, las oficinas privadas combinan los paramentos de colores y de originales aplacados cerámicos, con planos acristalados, pupitres portátiles ‘de obra’ y mesas de trabajo fabricadas a partir de estructuras de literas.
Para más información visiten: Izaskun Chinchilla, utopic_US
Vía: diarioDESIGN
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