El frigorífico es un electrodoméstico fundamental en el equipamiento de la cocina. Desde los tiempos en los que las personas almacenaban nieve y hielo en neveras para poder usarlos después en la conservación de los alimentos, las cosas han evolucionado a la velocidad del rayo y actualmente disponemos de aparatos para producir frío con gran cantidad de prestaciones.
Escoger un frigorífico depende de muchas variables, entre las que destacan aspectos como el presupuesto, la cantidad de personas que lo vayan a utilizar, la conciencia medioambiental, si se trata de una primera vivienda o una segunda residencia... Las opciones actuales son muchas, y se pueden adquirir aparatos de buena calidad a precios estupendos.
Además, hay que tener en cuenta también las ayudas y subvenciones del Gobierno central y las Comunidades Autonómicas. Los Planes Renove de Electrodomésticos son una constante, y la idea de estos proyectos es ayudar económicamente a los consumidores para cambiar sus viejos frigoríficos, que gastan mucha energía, por nuevos aparatos de clase A mucho más ecológicos.
Precisamente, es la forma de clasificar los electrodomésticos según el gasto energético que suponga su uso. El frigorífico es probablemente, y junto con la vitrocerámica, el aparato que más energía consume de la cocina; y esto es porque es el único que está conectado las veinticuatro horas del día. La máxima eficiencia energética la ofrecen los electrodomésticos de clase A; además de suponer un respiro para el medioambiente, también lo son para nuestro bolsillo ya que el gasto de electricidad es menor y eso se notará en el recibo de la luz. Por lo tanto, merece la pena gastar un poco más y adquirir un frigorífico de clase A, sobre todo si podemos aprovechar los Planes Renove anteriormente mencionados.
TIPOS DE FRIGORÍFICOS
Fundamentalmente podemos clasificar los frigoríficos en dos tipos: convencionales y combi.
Convencionales: los de toda la vida. Suelen tener una cámara inferior, que constituye el frigorífico en sí, para conservar alimentos frescos; y otra superior bastante más pequeña que es el congelador. Algunos modelos más reducidos sólo constan de frigorífico. Estos electrodomésticos sólo tienen un motor para ambas partes, común para nevera y congelador.
Combi: en este caso, el frigorífico cuenta con dos motores: uno para el congelador y otro para la nevera. Lo normal es que la cámara para los alimentos frescos sea algo más grande que la del congelador y se sitúe en la parte superior, mientras que el congelador, dividido en cajones y mucho más amplio que el de los frigoríficos convencionales, se encuentra en la parte inferior del electrodoméstico. Estos aparatos suelen contar con sistemas de descongelación de alimentos que aportan humedad.
ASPECTOS FUNDAMENTALES A TENER EN CUENTA
En primer lugar, tendremos que tener en cuenta la capacidad del frigorífico; esto depende de la cantidad de personas que habiten la vivienda. Para una sola persona basta con un frigorífico de 150 litros de capacidad, mientras que a partir de tres usuarios, la capacidad deberá ser de por lo menos 300 litros.
Para una segunda residencia o una casa con poco uso no es necesario hacer un gasto importante; con un frigorífico convencional puede ser más que suficiente.
Por el contrario, aquellas personas que acostumbren a congelar muchos alimentos o le den mucho uso al frigorífico harían bien en adquirir un aparato de tipo combi, con congelador amplio y de cuatro estrellas (la máxima capacidad de congelación; cuantas más estrellas tenga, más tiempo durarán los alimentos congelados).
Existen frigoríficos ecológicos para quienes estén concienciados con la conservación del medioambiente. Son más caros, pero reducen a la mitad los gases que provocan el efecto invernadero (CFC).
Los sistemas No Frost evitan la acumulación de hielo y escarcha en el interior de las cámaras. Esto hace que no sea necesario descongelarlos periódicamente. Sin embargo, también tienen sus inconvenientes: el mayor es que resecan mucho los alimentos, lo que hace indispensable guardarlos siempre en bolsas para nevera o congelación, o envueltos en papel film.
Hay también disponibles modelos que dispensan cubitos de hielo; para estos electrodomésticos hay que contar con una toma de agua extra, similar a la de los grifos, la lavadora o el lavavajillas, de la cual el frigorífico obtendrá el agua necesaria para hacer el hielo.
ACABADOS FLEXIBLES
Hoy día podemos encontrar frigoríficos con muchos acabados. Atrás quedan los días en los que la nevera era blanca, sin posibilidad de escoger otros colores. Desde los revestimientos en acero inoxidable a los lacados, las opciones son muy variadas.
Acero inoxidable: para cocinas de tipo industrial. Es un material limpio y muy decorativo, pero hay que tener cuidado y no limpiarlo nunca con materiales o detergentes abrasivos, ya que se raya con facilidad. Basta con una bayeta y un detergente suave para mantener el material en óptimas condiciones.
Lacados en color: los más conocidos son los de los frigoríficos tipo retro, en colores rojos, azules, negros... Son tan decorativos, que incluso se suelen colocar en estancias como el salón. Perfectos para cocinas de tipo “años 60”. Los lacados deben limpiarse también con cuidado, al igual que el acero.
Láminas decorativas: en algunos comercios se pueden encontrar grandes láminas para decorar los frigoríficos y otros electrodomésticos, con efecto magnético para colocarlas fácilmente. Otra opción es decorar las puertas con vinilos autoadhesivos o láminas plastificadas de quita y pon.
PRECIOS
Un frigorífico convencional de buena calidad se puede adquirir por un precio entre 200 y 500 € aproximadamente. Los modelos combi, a partir de 500 €.
Un frigorífico de tipo combi no frost, a partir de unos 510 €.
Estos precios son orientativos y a ellos se les puede descontar la subvención del Plan Renove correspondiente. Además, los distintos establecimientos suelen tener ofertas a precios menores, sin olvidarnos de oportunidades como los destocajes de las tiendas.
También merece la pena visitar establecimientos de electrodomésticos con taras (que normalmente afectan sólo al aspecto exterior: pequeños roces, muescas...) u ofertas de exposición, en donde encontraremos modelos bastante rebajados.
Vía: Deco Estilo
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