

Actualmente podemos encontrar preciosos diseños en suelos flexibles o continuos, que imitan piedras, baldosas cerámicas y madera (con una calidad de reproducción sorprendente), o incluso césped y agua. Para habitaciones infantiles los hay con divertidos juegos (como por ejemplo carreteras). Pueden ser de distintos materiales: ecológicos y naturales como los suelos de linóleo, o de PVC, los más habituales.

No olviden siempre cortar el suelo un poco más grande, para evitar quedarse cortos. Y por supuesto, antes de colocarlo hay que retirar el rodapié; cuando lo volvamos a colocar, servirá para ocultar defectos de corte o zonas en donde no llegue el suelo hasta la pared.
El adhesivo empleado para pegar los pavimentos vinílicos es la cola acrílica de contacto. Hay que aplicarla sobre el suelo original con llana dentada y dejarla secar el tiempo que indique el envase, para después proceder a pegar el suelo. Mucho cuidado; si lo pegamos mal, es posible que no lo podamos levantar para volverlo a poner en su sitio. Iremos presionando a medida que pegamos el pavimento con un bloque de madera, para eliminar burbujas de aire; es mejor hacerlo entre dos personas.
Los pavimentos flexibles son fáciles de mantener; basta con fregarlos con agua y jabón neutro y dejarlos secar con las ventanas abiertas. Es una buena idea conservar unos cuantos metros enrollados y a salvo de la luz; si se nos estropea alguna parte, podemos cortar un trozo y sustituirlo intentando hacer coincidir los motivos para disimular la unión. Los suelos de baldosas flexibles son muy adecuados en estos casos.
Vía: Deco Estilo
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