La cuna de la cerveza artesana
Si hablamos del panorama de la cerveza artesanal en Italia, debemos mencionar sin duda al cervecero artesano Agostino Arioli. Él mismo fundó en 1994 el Birrificio Italiano, la primera cervecería de la región de Lombardía. Dos años después de su creación, la cervecería se abrió al público y pronto se convirtió en uno de los proyectos cerveceros más exitosos del sector.
Birrificio Italiano forma parte de las seis cervecerías que se inauguraron en 1996 y dieron lugar al movimiento de la cerveza artesana en Italia. Tras registrarse en la Cámara de Comercio como Nuovo Birrificio Italiano srl, Agostino Arioli y el resto de fundadores de la compañía arrancaron su proyecto. La localización fue un bello y antiguo edificio en Lurago Marinone, en la provincia de Como. En abril de ese mismo año, produjeron su primera cerveza de baja fermentación, la Tipopils.
Hogar y raíces
Hogar y raíces
El Birrificio es el local donde se estableció la primera sede de un proyecto que con los años se ha ido ampliando. Se trata de un pub acogedor que se encuentra a 2km del Alchemic Workshop, la planta de elaboración de cerveza de la compañía. Sin embargo, gracias a la creatividad y las técnicas cerveceras de Agostino Arioli, en 2017 Birrificio Italiano sintió la necesidad de abrir su primer local en Milán. Un espacio diseñado por DWA Design Studio.
Primera apertura en Milán
Tras años de colaboraciones, Agostino Arioli estableció una fructífera red de contactos con otros pioneros italianos del sector. Y con el aumento exponencial del consumo de cerveza a partir del año 2000, la cervecería se vio obligada a encontrar un balance entre la estabilidad económica y el control cualitativo de sus productos. Esta situación conllevó la compra de nuevas herramientas de monitoreo y a una serie de medidas que ayudaron al proyecto a crecer.
Ante este crecimiento, se abre el primer local en Milán. Un espacio atemporal diseñado por DWA Design Studio que pretende remeter a la cálida atmósfera de aquellos bares antiguos planteados como lugares de reunión y convivencia. Aunque cabe destacar que DWA consigue enfocar este concepto desde un punto de vista contemporáneo y actual.
Atmósfera y localización
El nuevo espacio, que no se plantea como un pub sino como un restaurante, da a Via Ferrante Aporti. Está muy bien situado, justo al lado de la Estación Central de Milán, en una calle que puede apreciarse a través de cuatro grandes ventanales. El entorno está lleno de edificios austeros pero repletos de encanto que visten la zona de un aire nórdico y metropolitano.
Espacio abierto al diálogo
El interiorismo del local está diseñado con una armonía equilibrada. Cada material, mueble y detalle, parece que se ha elegido para crear un entorno neutro, pero con carácter. Una combinación perfecta para que las cervezas sean el punto de atención y el producto se explique por sí solo.
Primera apertura en Milán
Tras años de colaboraciones, Agostino Arioli estableció una fructífera red de contactos con otros pioneros italianos del sector. Y con el aumento exponencial del consumo de cerveza a partir del año 2000, la cervecería se vio obligada a encontrar un balance entre la estabilidad económica y el control cualitativo de sus productos. Esta situación conllevó la compra de nuevas herramientas de monitoreo y a una serie de medidas que ayudaron al proyecto a crecer.
Ante este crecimiento, se abre el primer local en Milán. Un espacio atemporal diseñado por DWA Design Studio que pretende remeter a la cálida atmósfera de aquellos bares antiguos planteados como lugares de reunión y convivencia. Aunque cabe destacar que DWA consigue enfocar este concepto desde un punto de vista contemporáneo y actual.
Atmósfera y localización
El nuevo espacio, que no se plantea como un pub sino como un restaurante, da a Via Ferrante Aporti. Está muy bien situado, justo al lado de la Estación Central de Milán, en una calle que puede apreciarse a través de cuatro grandes ventanales. El entorno está lleno de edificios austeros pero repletos de encanto que visten la zona de un aire nórdico y metropolitano.
Espacio abierto al diálogo
El interiorismo del local está diseñado con una armonía equilibrada. Cada material, mueble y detalle, parece que se ha elegido para crear un entorno neutro, pero con carácter. Una combinación perfecta para que las cervezas sean el punto de atención y el producto se explique por sí solo.
El mobiliario de madera que evoca a un estilo rústico pero moderno y la calidez de las luces ámbar remiten a la cerveza. Los dos círculos de neón que cuelgan del techo reinterpretan la idea antigua del candelabro como iluminación principal. Además, en ellos se puede leer los nombres de los productos principales, dándoles total protagonismo.
Pero el verdadero punto estrella del lugar es la barra central de acero, mármol de Carrara y gres de color ladrillo. Allí se sirve la cerveza, y se desarrolla el diálogo que el entorno quiere conseguir. Su altura es más baja que las barras de bar estándar, de manera que fomenta la conversación entre los clientes y borra la línea divisoria entre ellos y el barman.
Para terminar, cabe destacar que Il Birrificio Italiano de Milán está diseñado teniendo en cuenta sus raíces. DWA consigue combinar formas y materiales que interpretan el espacio. Por un lado, vincula el nuevo local con la planta de producción en Lurago, usando fotografías que transportan al cliente al proceso de producción del producto. Por la otra, mantiene detalles propios de la ciudad que abraza el nuevo local, como el suelo de terrazo de mármol policromado, típico de los edificios milaneses de los años treinta.
Lugar: Via Ferrante Aporti 12, Milano, Italy
Año: 2017
Fotógrafo: Alberto Strada
Año: 2017
Fotógrafo: Alberto Strada
Para más información visiten: DWA Design Studio
Vía: Diariodesign
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