Emoción, teatralidad, dramatismo... Quizá nunca pensaríamos en aplicar alguna de estas palabras a la hora de describir una lámpara, pero es que no se puede hablar de Dipping, la nueva lámpara que Jordi Canudas ha diseñado para Marset, sin referirse a ella con adjetivos poéticos o que aludan a la belleza.
Los espacios domésticos se transforman en rincones íntimos cuando se enciende una lámpara, y este es el punto de partida de Jordi Canudas, al que la firma considera un alquimista de la luz más que un diseñador. Dipping es dual: apagada es un precioso objeto que aporta toques de color a cualquier estancia, y encendida se convierte en algo fascinante, una fuente de iluminación que tamiza el ambiente con un efecto casi mágico.
Lo que llama la atención a primera vista es su preciosa pantalla de cristal con un degradado de colores. El proceso para conseguirlo ha surgido de un experimento de Jordi con una bombilla: tras sumergirla varias veces en pintura se obtiene el maravilloso acabado de círculos concéntricos que se van atenuando en tono a medida que se acercan a la base cilíndrica de latón. Rosa, ámbar, verde, azul, blanco y negro son los colores en los que se presenta, y por lo tanto los tonos en los que se tamiza la habitación al encenderla.
Con este diseño Marset se acerca a un público más joven y sensible, que busca interiores coloridos pero sin caer en el exceso. Aunque parece una apuesta arriesgada por parte de la marca, no se aleja de los diseños clásicos en los que Xavi Mañosa, Joan Gaspar o Ramírez y Carrillo recurren a técnicas arraigadas en la artesanía y el diseño industrial. En estos momentos de consumo masivo es importante demostrar que actualizar no significa renunciar a las calidadez.
Para más información visiten: Marset
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