Si conoce el recorrido histórico de la arquitectura racionalista, probablemente se habrá preguntado cómo es el interior de la Villa Savoye de Le Corbusier. Está considerada como una de las grandes obras arquitectónicas del siglo XX, ya que cambió por completo la concepción del arte.
Por norma general, conocemos los exteriores de estas obras: su estética, morfología y estructura. Sin embargo, desconocemos la distribución interior. En el fondo, no deja de ser un espacio privado menos visible para la población.
La riqueza de este estilo artístico se ve reflejada en la distribución interna, su recorrido y organización. Estamos hablando de un tipo de interiorismo que podríamos decir que es una auténtica obra de arte. Le Corbusier ha pasado a la historia por grandes obras como esta.
Concepción del plano de la Villa Savoye
El diseño engaña mucho. Según se observa el plano interno, la estructura se conforma por un cuadrado sustentado por pilotes que encierran la casa interna, la cual es habitable y con los recursos necesarios como para poder vivir.
El racionalismo es el principio fundamental sobre el que se sostiene esta arquitectura. La planimetría se configura por una vivienda cuadrangular, donde las líneas rectas predominan sobre las curvas. Eso sí, en la parte inferior se conforma un primer piso que rompe con tanta rectitud.
Objetivamente, lo que se pretende alcanzar es la diafanidad del espacio. Es fundamental para Le Corbusier que exista aperturismo y aprovechamiento máximo de todo el recinto. No cabe duda de que el ingenio y la creatividad quedan presentes a través de lo que es correcto.
Parte inferior: libertad de carga
El piso bajo posee únicamente pilares cilíndricos que elevan la casa en altura, como si estuviera flotando. Se han eliminado los muros de carga y se ha liberalizado la planta inferior. ¿Qué características encontramos aquí?
La funcionalidad predomina principalmente. El objetivo fundamental es conseguir una obra bien acondicionada para habitar, adaptando la estructura a la escala de las personas para proporcionales la mayor comodidad.
Los pilotes elevan la casa, de tal manera que se produce una diafanidad muy interesante, pudiendo quedar utilizable para otras funciones diversas y sin determinar. Se trata de aprovechar el espacio al máximo.
En la parte inferior se ubica una zona privada con cristalera curva que va a dinamizar la estructura frente al cuadrado superior de la vivienda. Existe conexión directa por unas escaleras y posibilidad de poder aparcar los coches.
El segundo piso: la correcta adaptación
Tal y como hemos dicho anteriormente, la principal intención de Le Corbusier es adaptarse correctamente a las proporciones de la escala humana, es decir, una vivienda que sea perfecta para vivir y que se disponga de la mejor manera posible para sus inquilinos. De esta manera, el segundo piso de la Villa Savoye se conforma por las siguientes características:
Se consigue una planta diáfana, donde los muros divisorios son libres y se complementan unas estancias con otras para mantener, así, un equilibrio.
La ventana es un rasgo fundamental: se configura como un concepto amplio, de formato corrido y alargado, con el fin de que pueda estar bien iluminado el interior, con la suficiente luz natural durante las horas del día y una conexión directa con el exterior. Es una auténtica revolución arquitectónica.
Todas las habitaciones guardan cierta conexión. Se trata de aprovechar al máximo el piso y no dejar huecos vacíos, o perder un cuarto por culpa de una mala distribución. En este caso, la funcionalidad prima y la organización doméstica es el principal cometido.
La azotea: mezcla de sensaciones
El acceso a la azotea tiene un estudio previo muy sofisticado, tratando de dirigir al inquilino de manera sutil a través de un pequeño recorrido. Para ello, se utiliza una rampa que conecta directamente con la parte superior.
Se van a mezclar tanto estancia de interior, como de exterior, es decir, habrá zonas para el disfrute del aire libre y la naturaleza, ya que habrá jardineras preparadas para colocar plantas y darle verdor a la azotea.
Los ventanales amplios son una características muy identificativa de la Villa Savoye. Rompe por completo el concepto de hermetismo para tratar de conseguir un diálogo con la naturaleza. Incluso, en la parte más alta se encuentra un solarium de color blanco.
Vía: midecoración
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