El garaje de esta casa unifamiliar, ubicada en la localidad de Vilada (Barcelona), un núcleo rural del Prepirineo catalán, ha sido transformado en un agradable mini apartamento de 43 m² interiores y 14 m2 de porche, donde se puede disfrutar de una forma más próxima del jardín. Las vistas desde el interior se consiguieron “después de transformar las aberturas originales del garaje (dos estrechas ventanas de una sola hoja) en una amplia vidriera”, explica el interiorista Agustí Costa. Este “encuentro” con el exterior no resultó fácil y fue necesario un importante apeo, pues encima cargaban los dos pisos restantes y el tejado de la vivienda.
El apartamento está dividido en una zona de día compartida por la sala de estar, el comedor y la cocina, y la zona de noche, con un dormitorio situado en una habitación que ya existía junto al antiguo garaje. La intervención en esta última habitación, donde pueden dormir ocasionalmente hasta cuatro niños, consistió en alojar cuatro camas y una hilera de cajones en un mueble lineal, diseñado a medida, que “se percibiera simple, poco aparatoso y que, además, contuviese las mesillas de noche y un arrimadero en su entrega con las paredes”. Con esta solución se consigue, además, que el dormitorio resulte una estancia ordenada, donde ha podido incorporarse una zona de estudio entre la pared que da al jardín y el armario.
En cálidos tonos.
En la gama cromática elegida para el nuevo apartamento prevalecen el color blanco y los tonos cremas-tostados, que potencian la luz natural que entra por los ventanales al tiempo que crean una atmósfera cálida y natural. Parte de la personalidad de la mini vivienda emerge del pavimento de baldosas de gres que dialoga perfectamente, en su discreta rusticidad, con el resto de materiales. Los propietarios quisieron conservar este suelo porque es el que está en las tres plantas de la casa. Explica Agustí Costa que esta decisión “condicionó ligeramente la elección de los materiales. Por tal motivo, se desplegaron ciertas estrategias de rusticidad para congeniar los tratamientos generales utilizados, inequívocamente modernos, con el pavimento”.
Curiosamente, la puerta del garaje se conservó, forrándola interiormente con un revestimiento de madera rústico y aislándola térmicamente. De este modo, la casa, no se diferencia de las otras casas de la urbanización, con acabados idénticos.
En la gama cromática elegida para el nuevo apartamento prevalecen el color blanco y los tonos cremas-tostados, que potencian la luz natural que entra por los ventanales al tiempo que crean una atmósfera cálida y natural. Parte de la personalidad de la mini vivienda emerge del pavimento de baldosas de gres que dialoga perfectamente, en su discreta rusticidad, con el resto de materiales. Los propietarios quisieron conservar este suelo porque es el que está en las tres plantas de la casa. Explica Agustí Costa que esta decisión “condicionó ligeramente la elección de los materiales. Por tal motivo, se desplegaron ciertas estrategias de rusticidad para congeniar los tratamientos generales utilizados, inequívocamente modernos, con el pavimento”.
Curiosamente, la puerta del garaje se conservó, forrándola interiormente con un revestimiento de madera rústico y aislándola térmicamente. De este modo, la casa, no se diferencia de las otras casas de la urbanización, con acabados idénticos.
Para más información visiten: Agustí Costa
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