¿Tiene una celebración importante y quiere hacer de ella un momento único que quede para el recuerdo? Utilice mantelería para una cena de gala y sorprenderá a sus invitados con un recurso atractivo y deslumbrante.
El principal objetivo que se debe alcanzar es el de la elegancia. No olvidemos que si va a ser una cena formal, donde la gente vendrá muy arreglada y se celebra un acto o festejo importante, todo debe estar a la última y se debe cuidar cada detalle.
De la misma manera que se utilizaría una cubertería de plata o vajilla de calidad, ¿por qué no completar todo esto con un mantel que engalane la decoración de la mesa? Existen múltiples posibilidades que veremos a continuación.
Para una cena de gala, recursos de alta calidad
El principal propósito de una cena de gala es hacer que los comensales estén satisfechos, tanto con la comida como con la decoración. No hay que pasar por alto los recursos que se dispongan encima de la mesa, ya que son el escenario donde realizar la cena.
Cada detalle, cada plato, cada cubierto, etc., todo debe estar listo y bien cuidado para que se consiga una estética aceptable. Las buenas apariencias reflejarán el gusto que tenemos por hacer de esa cena un momento único.
Por eso, la mantelería juega el papel más importante. Su textura, los bordados y los colores serán el principio estético sobre el que trabajar para que se muestre un soporte al gusto de todos.
– La elegancia no es una cualidad externa, sino una parte del alma que es visible para los demás.-
-Paulo Coelho-
La mantelería según el color
Existen multitud de tipologías que podrían servir para decorar una mesa. A la hora de elegir hay que incidir en el color y el tipo de sensaciones que transmitirá; por eso, veamos ahora cuáles pueden ser más convenientes:
Mantel blanco: evidentemente, este es el modelo más común y repetido en festejos y celebraciones. Puede resultar demasiado neutral y poco atractivo, ya que no ofrece un detalle que resalte, pero para salir del paso está muy bien.
Mantel de color: dependiendo del color se transmitirá unas sensaciones u otras. No es lo mismo poner un rojo pasión que un verde pistacho o un rosa intenso. Tenga en cuenta que según el color se refleja la personalidad del organizador.
Mantel dorado o plateado: estos dos tonos son el fiel reflejo de la elegancia más suprema, ya que relucen y brillan, mostrando opulencia. Sin duda, se mostraría con los dos un sentido de lujo.
Mantel negro: si se prefiere seriedad y rotundidad en la cena, tratando de que sea incluso, un ambiente alternativo, el color negro puede ser un buen aliado.
Mantelería con estampados
El mundo de los estampados es muy amplio; existen muchos modelos. En esta tipología se juega también con los colores y las degradaciones:
Círculos y líneas curvas: para ganar dinamismo y movimiento, una manera sutil puede ser la aplicación de estampados de circunferencias o líneas ondulantes.
Cuadrados: líneas rectas que van a dar estabilidad y un entramado bien organizado. Unos cuadrados tendrá un tono más fuerte y otros más degradado.
Flores o vegetales: para darle un toque natural y distinguido, las florituras decorativas muestran una apariencia sencilla y muy chic, e incluso navideña utilizando la hoja del roble.
Mantelería de encaje y bordados
El uso del encaje y bordados ofrecen un carácter muy sofisticado, donde se ha tratado de mostrar una elaboración costosa y que se dispone para engalanar la cena. Se consigue mostrar una elegancia sinigual.
Un mantel que tiene remates con bordados es fiel reflejo de personalidad distinguida, que valora el trabajo manual y denotará un gusto exquisito por el detalle.
El encaje de bolillos es otro recurso muy interesante para manteles que, en este caso, reflejarían una elegancia excepcional. Por tanto, si se quiere mostrar una apariencia deslumbrante, el encaje de bolillos es un componente que se desmarca del resto.
Otra solución sería la disposición de manteles con bordados: flores, lazos, hojas, vegetales, etc. A través de ellos se puede trabajar el color y hacer que sea algo dinámico y con apariencia muy sutil.
En definitiva, a la hora de elegir el mantel tenga en cuenta sus gustos, el tipo de estética que pretende reflejar y la elegancia que le pretenda otorgar, tratando de cuidar los colores y la combinación con la vajilla y la cubertería.
Para una cena de gala, recursos de alta calidad
El principal propósito de una cena de gala es hacer que los comensales estén satisfechos, tanto con la comida como con la decoración. No hay que pasar por alto los recursos que se dispongan encima de la mesa, ya que son el escenario donde realizar la cena.
Cada detalle, cada plato, cada cubierto, etc., todo debe estar listo y bien cuidado para que se consiga una estética aceptable. Las buenas apariencias reflejarán el gusto que tenemos por hacer de esa cena un momento único.
Por eso, la mantelería juega el papel más importante. Su textura, los bordados y los colores serán el principio estético sobre el que trabajar para que se muestre un soporte al gusto de todos.
– La elegancia no es una cualidad externa, sino una parte del alma que es visible para los demás.-
-Paulo Coelho-
La mantelería según el color
Existen multitud de tipologías que podrían servir para decorar una mesa. A la hora de elegir hay que incidir en el color y el tipo de sensaciones que transmitirá; por eso, veamos ahora cuáles pueden ser más convenientes:
Mantel blanco: evidentemente, este es el modelo más común y repetido en festejos y celebraciones. Puede resultar demasiado neutral y poco atractivo, ya que no ofrece un detalle que resalte, pero para salir del paso está muy bien.
Mantel de color: dependiendo del color se transmitirá unas sensaciones u otras. No es lo mismo poner un rojo pasión que un verde pistacho o un rosa intenso. Tenga en cuenta que según el color se refleja la personalidad del organizador.
Mantel dorado o plateado: estos dos tonos son el fiel reflejo de la elegancia más suprema, ya que relucen y brillan, mostrando opulencia. Sin duda, se mostraría con los dos un sentido de lujo.
Mantel negro: si se prefiere seriedad y rotundidad en la cena, tratando de que sea incluso, un ambiente alternativo, el color negro puede ser un buen aliado.
Mantelería con estampados
El mundo de los estampados es muy amplio; existen muchos modelos. En esta tipología se juega también con los colores y las degradaciones:
Círculos y líneas curvas: para ganar dinamismo y movimiento, una manera sutil puede ser la aplicación de estampados de circunferencias o líneas ondulantes.
Cuadrados: líneas rectas que van a dar estabilidad y un entramado bien organizado. Unos cuadrados tendrá un tono más fuerte y otros más degradado.
Flores o vegetales: para darle un toque natural y distinguido, las florituras decorativas muestran una apariencia sencilla y muy chic, e incluso navideña utilizando la hoja del roble.
Mantelería de encaje y bordados
El uso del encaje y bordados ofrecen un carácter muy sofisticado, donde se ha tratado de mostrar una elaboración costosa y que se dispone para engalanar la cena. Se consigue mostrar una elegancia sinigual.
Un mantel que tiene remates con bordados es fiel reflejo de personalidad distinguida, que valora el trabajo manual y denotará un gusto exquisito por el detalle.
El encaje de bolillos es otro recurso muy interesante para manteles que, en este caso, reflejarían una elegancia excepcional. Por tanto, si se quiere mostrar una apariencia deslumbrante, el encaje de bolillos es un componente que se desmarca del resto.
Otra solución sería la disposición de manteles con bordados: flores, lazos, hojas, vegetales, etc. A través de ellos se puede trabajar el color y hacer que sea algo dinámico y con apariencia muy sutil.
En definitiva, a la hora de elegir el mantel tenga en cuenta sus gustos, el tipo de estética que pretende reflejar y la elegancia que le pretenda otorgar, tratando de cuidar los colores y la combinación con la vajilla y la cubertería.
Vía: midecoracion
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