Con estas condiciones en juego hicieron un espacio que se siente muy abierto hacia las dos fachadas de vidrio y que aprovecha la esquina mas cerrada para generar la cocina y un espacio de bodega. Al mismo tiempo, por medio de franjas horizontales con diferentes tonos de grises lograron una escala más apropiada en la tienda.
Haciendo eco a lo tradicional, pensaron el espacio con materiales típicos de su entorno constructivo, principalmente el concreto a la vista que ya estaba en el lugar, pañetes texturizados, pisos hidráulicos, acero crudo en la iluminación y madera en el mobiliario. Usaron tonos oscuros en la tienda buscando hacer un espacio muy homogéneo para generar un contraste con la barra de postres dorada y la barra amarilla para los clientes. En escalas reducidas como esta tienda, con un presupuesto limitado, es la sumatoria de los pequeños detalles los que componen el alma del proyecto.
Para más información visiten: AR-AR Martínez Arquitectura
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