Los turistas y vecinos que se acerquen al casco antiguo de Tui, en Pontevedra, podrán disfrutar de los productos que se venden en esta pequeña crepería de estilo nórdico, diseñada por Erbalunga Estudio. El promotor del negocio deseaba que los clientes pudiesen comprar y llevarse los productos pero también, si así les apetecía, que pudiesen degustarlos en el interior del establecimiento. Para enfatizar esta idea y como reclamo, las creperas se situaron frente al escaparate que da a la calle para que los transeúntes pudiesen ver como se elaboran las crêpes.
Los espacios generados en el interior, donde cobra protagonismo la pared de piedra, tienen una lectura propia y giran en torno a dos zonas: un espacio con mesas bajas y una bancada continua, que integra el respaldo y un falso techo donde cuelgan cuatro sencillas luminarias; y una zona de barra con taburetes altos. Explican los arquitectos que “la barra es la pieza principal, como si se tratase de un quiosco en el interior de un espacio cubierto. El resto de piezas que hay en el local son como una extensión del mobiliario urbano, reforzando la idea de que la consumición se realiza tanto en el interior como en el exterior”.
La sencillez formal, los colores claros y una reducida paleta de materiales evitan que los interiores se vean recargados. Los listones de madera se convierten en un recurso sencillo y efectivo que resuelve distintas funciones, desde el frontal del mostrador hasta el banco, mientras que los tubos de acero, con su carácter industrial, son la estructura perfecta que los sustenta. Las paredes blancas, el techo blanco y el pavimento crean una caja neutra. De esta manera, la percepción final del cliente “es un local con pocos elementos, donde el producto a vender es el único protagonista. Un mensaje claro y directo hacia los viandantes.”
Para más información visiten: Erbalunga Estudio
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