Aunque lo más habitual es el gresite azul para las piscinas, existe un amplio abanico de colores que confieren determinadas sensaciones y efectos en el agua: grises, arenas, blancos, negros, rojos… decenas de colores que pueden combinarse de muchas formas distintas. Ante tantas opciones, hay una pregunta inevitable: ¿de qué color se verá el agua?
El agua no tiene color, pero la vemos azul por el efecto de dispersión de Rayleigh. Es decir, el agua absorbe con mayor facilidad las longitudes de luz de onda larga (rojo, naranja o amarillo) que las de onda corta (azul o violeta), por lo que éstas últimas, al no ser absorbidas, rebotan, y llegan hasta nuestros ojos. El efecto, además, se acentúa si hay una mayor cantidad de agua acumulada.
Pero, además del efecto de dispersión de Rayleigh, el revestimiento de la piscina puede ayudarnos a enfatizar o modificar esos tonos azules. Por ejemplo, si elegimos gresite en tonos arena –actualmente el más cotizado- conseguiremos crear interesantes matices que recuerdan a las playas del Caribe. Además, este tono suele cambiar de intensidad cuando las condiciones meteorológicas cambian, lo que crea un espectáculo visual inmejorable.
El blanco, por su parte, es el más indicado para zonas muy soleadas, ya que ayuda a mantener estable la temperatura del agua y que no se caldee. El gris hace que el agua se asemeje a la del mar, originando zonas más o menos oscuras según la profundidad del vaso. Además, ayuda a disimular la suciedad.
El negro es uno de los revestimientos más modernos con el que se consiguen diseños realmente espectaculares, pero ¿qué efecto causa en el agua? y ¿en qué casos está recomendado?
Piscinas con gresite negro: pros y contras
El revestimiento de piscina en gresite negro es la variante más vanguardista, elegante y funcional que existe, y le da al agua ese color natural que lucen los ríos y lagos de alta montaña. Pero no es un color apto para todo tipo de piscinas.
PROS
Los revestimientos oscuros, sobre todo el negro, ayudan a mantener más estable y cálida la temperatura del agua, lo que contribuye a un ahorro energético.
Ese incremento de temperatura del agua permite que se pueda prolongar la temporada de baño durante todo el año.
El negro hace que no percibamos los elementos internos de la piscina, por lo que la suciedad se disimula mejor que en los vasos con revestimientos claros.
Es el color perfecto para conseguir un efecto natural del agua.
Estéticamente, ofrece una belleza inigualable durante todo el año. El arquitecto y diseñador español Oscar Tusquets manifestó en una ocasión su preferencia por los gresites negros, porque consiguen que durante el invierno la piscina no parezca una instalación deportiva abandonada, sino un bucólico estanque integrado en un jardín.
CONTRAS
El color negro hace que la temperatura de la piscina se eleve bastante por encima de lo habitual. Esto, que sería positivo en piscinas ubicadas en zonas sombrías, hace que sea totalmente desaconsejable su uso en aquellas en las que el sol incida de forma directa.
El negro bajo el agua crea un efecto espejo que puede arruinar el diseño si lo que se va a reflejar es una estampa fea o insulsa.
Se necesita un extra de energía para iluminar la piscina con focos internos. Esto se debe a que el color negro absorbe toda la luz, por lo que por la noche la piscina parecerá un enorme agujero negro con unos extraños puntos luminosos.
El color negro dificulta la apreciación visual de ciertos problemas del agua, como algas, oxidación, etc., que además se acentúan con el incremento de temperatura.
Además de cuidar los aspectos estéticos y la funcionalidad de la piscina, la protección es clave para garantizar un baño distendido y sin sobresaltos.
Los revestimientos oscuros, sobre todo el negro, ayudan a mantener más estable y cálida la temperatura del agua, lo que contribuye a un ahorro energético.
Ese incremento de temperatura del agua permite que se pueda prolongar la temporada de baño durante todo el año.
El negro hace que no percibamos los elementos internos de la piscina, por lo que la suciedad se disimula mejor que en los vasos con revestimientos claros.
Es el color perfecto para conseguir un efecto natural del agua.
Estéticamente, ofrece una belleza inigualable durante todo el año. El arquitecto y diseñador español Oscar Tusquets manifestó en una ocasión su preferencia por los gresites negros, porque consiguen que durante el invierno la piscina no parezca una instalación deportiva abandonada, sino un bucólico estanque integrado en un jardín.
CONTRAS
El color negro hace que la temperatura de la piscina se eleve bastante por encima de lo habitual. Esto, que sería positivo en piscinas ubicadas en zonas sombrías, hace que sea totalmente desaconsejable su uso en aquellas en las que el sol incida de forma directa.
El negro bajo el agua crea un efecto espejo que puede arruinar el diseño si lo que se va a reflejar es una estampa fea o insulsa.
Se necesita un extra de energía para iluminar la piscina con focos internos. Esto se debe a que el color negro absorbe toda la luz, por lo que por la noche la piscina parecerá un enorme agujero negro con unos extraños puntos luminosos.
El color negro dificulta la apreciación visual de ciertos problemas del agua, como algas, oxidación, etc., que además se acentúan con el incremento de temperatura.
Además de cuidar los aspectos estéticos y la funcionalidad de la piscina, la protección es clave para garantizar un baño distendido y sin sobresaltos.
Vía: Hogar Mapfre
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