Un profundo respeto por el carácter y la personalidad del edificio y la ciudad que lo albergan definen el One Shot Tabakalera House. Un hotel en San Sebastián situado en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera, en el que juegan un papel fundamental tanto la historia y el recuerdo de la fábrica de tabaco original, como su relación con la ciudad y su gente.
El carácter industrial y monumental del edificio, con altos techos y espacios abiertos, define esta intervención de Alfaro-Manrique Atelier. Una combinación equilibrada entre el carácter industrial del edificio original y el toque artístico del centro que ahora lo alberga.
Sus autores, Emili Manrique, Gema Alfaro y Juan Carlos Martínez, han optado por materiales primitivos y naturales. Un respeto por lo existente que ya les hemos visto en anteriores proyectos.
Algunos de los materiales, como el hormigón pulido, proceden del edificio original. Mucho más cálidos, la madera y el cobre aportan la riqueza y textura necesarias.
La calidez del cobre
Protagonista del proyecto, el cobre baña los espacios de una luz cálida. Tanto los tubos de luz suspendidos del techo como el perímetro de las ventanas arrojan una iluminación de temperatura de color mayor a la habitual.
En los textiles se ha optado por una gama de colores que combina el aguamarina, el azul noche y el esmeralda, con toques mostaza y magenta aportando calidez. Para añadir sofisticación y elegancia al espacio, se han elegido acabados de terciopelo, chenille y cuero.
Mobiliario diseñado a medida
Diseñado expresamente para el hotel y persiguiendo la idea de ‘exclusividad’, el mobiliario ha sido fabricado con maderas texturizadas. Convertidos en elementos casi artísticos, los muebles acentúan la sensación de estar durmiendo en una residencia de un museo.
Determinante en el diseño, la iluminación enriquece las sensaciones que brinda el espacio, particularmente en las esquinas.
Las cuatro categorías de habitaciones, entre las que destacan las suites y las dúplex, han sido cuidadosamente decoradas. Todas ellas cuentan con un completo equipamiento.
“Dar valor a los espacios del edificio y ofrecer lugares de relajación y una experiencia artística vinculada al ‘objeto de viaje’ han sido elementos clave de este proyecto” señalan los responsables del proyecto.
La calidez del cobre
Protagonista del proyecto, el cobre baña los espacios de una luz cálida. Tanto los tubos de luz suspendidos del techo como el perímetro de las ventanas arrojan una iluminación de temperatura de color mayor a la habitual.
En los textiles se ha optado por una gama de colores que combina el aguamarina, el azul noche y el esmeralda, con toques mostaza y magenta aportando calidez. Para añadir sofisticación y elegancia al espacio, se han elegido acabados de terciopelo, chenille y cuero.
Mobiliario diseñado a medida
Diseñado expresamente para el hotel y persiguiendo la idea de ‘exclusividad’, el mobiliario ha sido fabricado con maderas texturizadas. Convertidos en elementos casi artísticos, los muebles acentúan la sensación de estar durmiendo en una residencia de un museo.
Determinante en el diseño, la iluminación enriquece las sensaciones que brinda el espacio, particularmente en las esquinas.
Las cuatro categorías de habitaciones, entre las que destacan las suites y las dúplex, han sido cuidadosamente decoradas. Todas ellas cuentan con un completo equipamiento.
“Dar valor a los espacios del edificio y ofrecer lugares de relajación y una experiencia artística vinculada al ‘objeto de viaje’ han sido elementos clave de este proyecto” señalan los responsables del proyecto.
Fotografía: Alfaro-Manrique Atelier
Para más información visiten: Alfaro-Manrique Atelier
Vía: diarioDESIGN
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