Poco a poco hemos visto cómo la iluminación LED (Light Emitting Diode o diodo semiconductor que emite luz al ser atravesado por una corriente eléctrica) ha ido conquistando nuestros hogares. Hemos ido abandonando el uso de la bombilla tradicional que primero dio paso a la iluminación por medio de bombillas de bajo consumo, la cual a su vez poco a poco ha ido cediendo terreno gracias al empuje de las luminarias tipo LED.
Una iluminación que ha crecido en implantación gracias a la bajada progresiva de los precios y sobre todo por la gran cantidad de opciones que encontramos en el mercado. Hay luces LED de todo tipo que permiten que se puedan adaptar a casi cualquier tipo de necesidad. Pero antes de hacernos con luminarias de tipo LED y bombillas inteligentes (integradas en el hogar conectado) para usar en nuestro hogar es interesante tener en cuenta una serie de consideraciones para que el uso de esta iluminación permita sacar el mejor resultado posible a nuestra iluminación.
Planificación previa
Nada de comprar a lo loco. Antes de ir al centro comercial o a la web de turno es interesante sentarse a pensar cómo vamos a colocar la iluminación en casa y en este sentido puede ser una buena idea el hacer uso de una iluminación por capas.
Se trata de combinar la iluminación empotrada en el techo o pared con la que podemos encontrar con el resto de lámparas de la casa. Así no resulta interesante que por ejemplo la luz del techo caiga sobre la lámpara de pie colocada en el sofá. Puede ser mejor bien cambiar la ubicación de la más fácil de mover para que se aprecie bien la luz que añadimos.
Temperatura del color
Fundamental: no todas las bombillas o luminarias son iguales y aquí es fundamental atender a un factor cómo es la temperatura del color. Y es que el uso de una luz fría o una luz calida puede desde mejorar la decoración de una habitación hasta arruinarla por completo.
En este sentido es interesante determinar la temperatura de color de la luz que vamos a usar en cada estancia y para ello nos guiamos por la escala Kelvin. En este sentido podemos usar las luces cálidas (entre 2700k y 3500k) en las habitaciones y en el salón mientras que las luces frías (entre 5000k y 6500k) o neutras tendrían más sentido en la cocina o los baños.
Luz Cálida: (Entre 2800ºK y 3500ºK). Equivale a la luz que producían las bombillas incandescentes y los focos halógenos. Las más usadas para estancias como el salón y los dormitorios.
Luz Neutra: (Entre 3800ºK y 4500ºK). Se considera cómo la luz más natural.
Luz Fría: (Más de 5000ºK). Equivale a la luz de un día muy soleado o nublado. Es la más usada en cocinas y baños si bien están perdiendo terreno en estos últimos en favor de otras más calidas que ofrecen una mejor gama cromática.
Crear diferentes efectos de iluminación
Una de las mejores ideas que podemos aplicar es la que se refiere al uso de la luz indirecta, difusa o emisora y así dejar a un lado la luz directa o al menos no usar esta cómo iluminación principal.
Al usar una luz indirecta estamos creando un ambiente más discreto que se puede apoyar en la refracción en la pared (sobre todo si es clara) para poder iluminar la estancia. Este efecto a su vez se potencia con el uso de los colores o tonalidades que podemos encontrar en las luces LED.
En este sentido los apliques son cada vez más usados, sobre todo los que van empotrados en la pared. Es cuestión de gustos, pero para muchos usuarios el uso de apliques con luces LED les permite dar una iluminación indirecta a una estancia de forma que nos alejamos de la clásica luz situada en el techo.
Este tipo permite que podamos tener la iluminación siempre encendida (o al menos en periodos prolongados) a modo de luz ambiental sin que al final nos suponga un susto en la factura de la luz y de esta forma tener iluminadas estancias completas.
Luces inteligentes
Es la última mejora que podemos encontrar en la luminaria tipo LED y con ella podemos automatizar la iluminación de casa. Un buen ejemplo son las bombillas HUE de Philips o las que ha lanzado IKEA de nombre impronunciable (Trådfri) y compatibles con Apple HomeKit.
Podemos establecer rutinas de forma que las luces de la casa se enciendan o apaguen cuando entramos o salimos de la casa o que cambien de tonalidad en el momento en que anochezca o amanezca. Así por ejemplo según anochezca podemos hacer que la iluminación al atardecer sea más suave y que por la noche, antes de acostarnos, sea más cálida.
Pero no sólo son mejoras estéticas, pues el uso de luces tipo LED permite que a la larga el consumo energético sea menor y permita así aligerar la presión en nuestra cuenta corriente al disminuir la factura eléctrica.
Temperatura del color
Fundamental: no todas las bombillas o luminarias son iguales y aquí es fundamental atender a un factor cómo es la temperatura del color. Y es que el uso de una luz fría o una luz calida puede desde mejorar la decoración de una habitación hasta arruinarla por completo.
En este sentido es interesante determinar la temperatura de color de la luz que vamos a usar en cada estancia y para ello nos guiamos por la escala Kelvin. En este sentido podemos usar las luces cálidas (entre 2700k y 3500k) en las habitaciones y en el salón mientras que las luces frías (entre 5000k y 6500k) o neutras tendrían más sentido en la cocina o los baños.
Luz Cálida: (Entre 2800ºK y 3500ºK). Equivale a la luz que producían las bombillas incandescentes y los focos halógenos. Las más usadas para estancias como el salón y los dormitorios.
Luz Neutra: (Entre 3800ºK y 4500ºK). Se considera cómo la luz más natural.
Luz Fría: (Más de 5000ºK). Equivale a la luz de un día muy soleado o nublado. Es la más usada en cocinas y baños si bien están perdiendo terreno en estos últimos en favor de otras más calidas que ofrecen una mejor gama cromática.
Crear diferentes efectos de iluminación
Una de las mejores ideas que podemos aplicar es la que se refiere al uso de la luz indirecta, difusa o emisora y así dejar a un lado la luz directa o al menos no usar esta cómo iluminación principal.
Al usar una luz indirecta estamos creando un ambiente más discreto que se puede apoyar en la refracción en la pared (sobre todo si es clara) para poder iluminar la estancia. Este efecto a su vez se potencia con el uso de los colores o tonalidades que podemos encontrar en las luces LED.
En este sentido los apliques son cada vez más usados, sobre todo los que van empotrados en la pared. Es cuestión de gustos, pero para muchos usuarios el uso de apliques con luces LED les permite dar una iluminación indirecta a una estancia de forma que nos alejamos de la clásica luz situada en el techo.
Este tipo permite que podamos tener la iluminación siempre encendida (o al menos en periodos prolongados) a modo de luz ambiental sin que al final nos suponga un susto en la factura de la luz y de esta forma tener iluminadas estancias completas.
Luces inteligentes
Es la última mejora que podemos encontrar en la luminaria tipo LED y con ella podemos automatizar la iluminación de casa. Un buen ejemplo son las bombillas HUE de Philips o las que ha lanzado IKEA de nombre impronunciable (Trådfri) y compatibles con Apple HomeKit.
Podemos establecer rutinas de forma que las luces de la casa se enciendan o apaguen cuando entramos o salimos de la casa o que cambien de tonalidad en el momento en que anochezca o amanezca. Así por ejemplo según anochezca podemos hacer que la iluminación al atardecer sea más suave y que por la noche, antes de acostarnos, sea más cálida.
Pero no sólo son mejoras estéticas, pues el uso de luces tipo LED permite que a la larga el consumo energético sea menor y permita así aligerar la presión en nuestra cuenta corriente al disminuir la factura eléctrica.
Vía: Xataka Home
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