El proyecto reutiliza un local que por más de 4 décadas fue una farmacia homeopática, por lo que colocar las instalaciones que requiere un restaurante fue el principal reto que enfrentó el proyecto. El acceso tuvo que conservar su configuración original debido a que era necesario hacer modificaciones en el estacionamiento, ubicado en la planta del sótano, lo cual no estaba permitido. A partir de esa decisión se propuso una distribución que aprovechara la forma alargada del local. Dividiendo dos franjas longitudinales. La primera con la cocina abierta hacia el área de comensales y las áreas de servicios, y la segunda con el área de comensales como tal. Al tener contacto con el exterior y aprovechando su calidad de “abierta”, se buscó que la cocina tuviera la posibilidad de servir directamente a comensales en la calle.
Con el fin de darle una identidad visual y espacial al lugar, uno de los muros colindantes se forró con un lambrín de madera diseñado en tres partes y dividido por un canal de acero que continúa en la barra de bebidas del lugar. Dentro de este lambrín se diseñó un área de exposición para la venta de productos orgánicos y un terrario con plantas cactáceas que se ilumina y alimenta de manera artificial.
Al fondo del local se colocó el área de sanitarios dejando un pasillo que recorre un vitral moderno en azul y amarillo que existía originalmente en el local.
El mobiliario del lugar (sillas, mesas y bancos) fue diseñado siguiendo la misma línea estética de lugar buscando lograr una identidad integral en el espacio y la decoración.
Para más información visiten: Graus
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