Dudley Best fue el heredero de la fábrica de iluminación Best & Lloyd, la más grande del mundo en aquel momento, fundada en Birmingham en el año 1840. Sin embargo, el diseñador consideraba que, pese al éxito de la empresa y su exitoso historial, los diseños de los productos estaban obsoletos y que debían renovar su imagen.
En 1925, durante la visita que realizó a la Exposición Internacional de Diseño Moderno de París, el diseñador se vio altamente influenciado por lo que allí se exponía. Ese fue el motivo por el cual decidió estudiar diseño industrial en París y en Düsseldorf, donde pudo coincidir y forjar una buena amistad con Walter Gropius. En ese tiempo, fue cuando comenzó a dibujar los primeros bocetos de la hoy icónica lámpara Bestlite.
En un principio, y a pesar de las grandes expectativas que Dudley tenía en su diseño, las lámparas no se emplazaban donde a él le hubiese gustado, siendo vendidas a talleres de coches y a la Real Fuerza Aérea, donde fueron muy apreciadas por su alta funcionalidad. Sin embargo, todo cambió cuando Winston Churchill se decantó por la Bestlite para su escritorio. Desde entonces, la colección de lámparas de Robert Dudley Best es profundamente apreciada por diseñadores y arquitectos y puede verse en locales, restaurantes y hoteles de todo el mundo, así como en las viviendas y casas de cualquier amante del diseño en estado puro.
Vía: Decofilia
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