Este espacio cálido y acogedor está ubicado en el casco antiguo de Palma de Mallorca (Mallorca / España), una ciudad que cada año atrae a miles de turistas. Su propietaria es una chica de 27 años que, cuando contactó con el estudio de interiorismo VIVE, acababa de comprar la vivienda y su intención era convertirla en un apartamento turístico antes de que fuera su propio hogar.
VIVE realizó un proyecto de interiorismo integral, que alberga todo el programa funcional necesario, bajo un estilo nórdico y luminoso que se beneficia de la gran entrada de luz natural en el piso. El estudio diseñó unos interiores frescos y juveniles, buscando elementos que personalizaran las diferentes estancias. Además y como al estudio “le encanta jugar con la iluminación”, incluyeron downlights de techo enrasados, algunos puntos de luz indirecta y tiras de LED bajo el mobiliario alto de la cocina.
Precisamente, la cocina se convirtió en un pequeño reto ya que sólo se disponía de un frontal de dimensiones reducidas. Además, compartiendo espacio con la sala de estar y el comedor, lo mejor era que pasara lo más desapercibida posible. Con tal fin, se buscaron electrodomésticos integrados (sólo el horno queda a la vista) y mobiliario lacado en blanco y sin tiradores, que ofrece una continuidad visual con las paredes y el techo, y resulta más discreto.
En esta vivienda de tamaño reducido, el blanco se convirtió en el color ideal, ya que multiplicaba la luz natural que entraba por las ventanas y ampliaba visualmente el espacio interior. Sobre este fondo tan neutro, se dispusieron notas de color como las alfombras, los cojines e, incluso, algún que otro mueble restaurado que dan un toque más confortable a la vivienda.
Este mobiliario se complementa con otras piezas como la mesa del comedor de roble natural o elementos más industriales e iconos del diseño como las Plastic Chairs, diseñadas por Charles y Ray Eames. Para no sobrecargar el presupuesto, también se jugó con elementos más económicos como la lámpara de pie o el sofá.
Además de este espacio diáfano, el piso tiene dos habitaciones, un baño, un lavadero y un pequeño balcón que da a una de las calles más transitadas del centro de la ciudad, en el barrio de Santa Catalina, histórico barrio de pescadores convertido en uno de los rincones con más encanto y más vida de Palma.
Para más información visiten: Estudio Vive
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