miércoles, 24 de junio de 2015

Casa 1014 de H Arquitectes: un oasis en el casco antiguo de Granollers.

Escenario previo: una parcela situada en el centro histórico de Granollers (Barcelona), entre medianeras de 6,5 metros de ancho y muy profunda. Con acceso desde dos calles y en estado ruinoso. ¿Qué se podía hacer con ello? El cliente quería diferenciar dos zonas: un área más doméstica y otra que sirviera tanto de relax como de visitas. El estudio H Arquitectes hizo cálculos y dio con la fórmula para conjugarlo todo.
Lo primero fue conservar la fachada de la calle principal, que se mantenía en buen estado y tenía un cierto interés patrimonial. Y luego, gracias a que las reglas urbanísticas de la zona sólo permiten edificar en alineación a viales, la división de los dos espacios dentro de la parcela surgió de manera automática.
En la calle más céntrica se sitúa el área donde se desarrolla la vida más familiar, y en la zona oeste de la parcela, separado por un jardín y por tanto de manera segregada al acceso rodado, está el área que sirve para tener un espacio más tranquilo para el día a día, así como recibir visitas u organizar comidas colectivas.
David Lorente, Josep Ricart, Xavier Ros y Roger Tudó –los integrantes del estudio– se encontraron, sin embargo, con un problema: la orientación este-oeste de la parcela y la estrechez de las calles de acceso hacían muy difícil que la casa tuviera una buena captación solar a través de las fachadas.
La estructura original también dificultaba conseguir privacidad en la planta baja, de modo que el estudio decidió como solución a todos estos problemas retirar las edificaciones que dan a la calle y crear unos patios de acceso.
Con estos patios, se crea un espacio de transición entre la calle y la casa, y por otra parte, se logran captadores solares a través del techo, así como una separación entre el clima exterior e interior. Los patios tienen cubiertas retráctiles que permiten captar luz en invierno y ventilar en verano.
De modo que con esta solución la casa no sólo obtiene privacidad, luz, confort térmico y espacio diferenciado sino que encima es aprovechada en toda su longitud, sin espacios ocultos o residuales.
La suma de esta sucesión de espacios y climas crea una planta baja de 345 metros cuadrados y 53 metros de largo donde se sitúan los usos más colectivos de la vivienda –tanto de la doméstica como el reservado– y que funciona como un gran distribuidor continuo a partir del cual se accede a las escaleras que llevan a las estancias más privativas o de servicio, que se sitúan en las plantas de arriba y el sótano.
La planta baja también es una sucesión de espacios de diferentes tipos: patios que adquieren las características de estancia, habitaciones interiores bajas, altas, largas… Y con una particularidad: todos los espacios están cuidadosamente conectados y se integran en un conjunto.
La ambigüedad que pueda surgir sobre qué es interior y qué es exterior, se diluye intensificando intencionadamente la vegetación y la cerámica sin revestir que, con su presencia, crea una atmósfera menos domesticada y construye paisajes en una parcela sin vistas.
A estas alturas no hace falta decir que la estructura condiciona la experiencia de la casa, siendo los muros de carga los que abrazan todos los espacios y limitan el tamaño y la proporción de las oberturas entre espacios, creando distintos ritmos y texturas. Desde las piezas más delgadas y macizas de la planta baja hasta las más gruesas y perforadas en las plantas superiores.
Del interior de la casa, por su parte, destacamos la madera como material predominante.

Para más información visiten: H Arquitectes 
Vía: diarioDESIGN


















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