Encontrar un sitio en el que poder tomarse tan a gusto desde un vermut antes de comer, hasta el café de la tarde e incluso una copa por la noche es un reto para diseñadores y arquitectos a la hora de crear un nuevo bar. Y resolverlo con la gracia y el buen gusto con que lo han hecho Manrique Planas Arquitectes en el nuevo Bar Treze del barrio de Sarrià, en Barcelona, aún más.
El local, situado en una antigua finca en el centro del barrio, era en su origen una vivienda de planta baja con un carácter original que se ha intentado conservar de la mejor manera posible: techos altos a base de vigas de madera y bovedillas cerámicas, paredes de ladrillo macizo y carpinterías de madera. Las normativas actuales en la ciudad de Barcelona para obtener una licencia que permita la apertura de un nuevo bar entorpecieron algo el propósito, obligando a trasdosar paredes y techos para aislar del ruido a los vecinos.
El local, situado en una antigua finca en el centro del barrio, era en su origen una vivienda de planta baja con un carácter original que se ha intentado conservar de la mejor manera posible: techos altos a base de vigas de madera y bovedillas cerámicas, paredes de ladrillo macizo y carpinterías de madera. Las normativas actuales en la ciudad de Barcelona para obtener una licencia que permita la apertura de un nuevo bar entorpecieron algo el propósito, obligando a trasdosar paredes y techos para aislar del ruido a los vecinos.
La organización del programa estuvo condicionada de este modo por las pequeñas dimensiones resultantes al trabajar con muros de carga, y por la presencia de la barra, que se convirtió en el elemento central del proyecto. Además los muros, paralelos a la fachada, aparecen desde la entrada como telones de fondo de un teatro. Sus aberturas, de diferente anchura y altura, corresponden a puertas que daban acceso a dormitorios o a ventilaciones superiores de los vestidores y adquieren importancia capital a la hora de jugar con la iluminación natural.
Al fondo aparece el patio, que proporciona luz y ventilación natural y un exquisito rincón para disfrutar del buen tiempo. En la fachada interior sí se pudo rescatar el ladrillo macizo original, y unas ventanas con un antepecho muy alto que fueron ampliadas para dotar al local de mayor iluminación y conseguir que el patio también formara parte del local.
La iluminación artificial ha sido otro de los focos de interés del proyecto. De la mano de Targetti, los arquitectos le han otorgado un papel principal debido al amplio horario de apertura y a la variedad de clientela. El ambiente adecuado para tomar un desayuno, nada tiene que ver con el de tomar una copa o un aperitivo. Por ello, el local se ilumina mediante unas líneas continuas de leds regulables, dispuestas a lo largo de los estantes para vinos y licores, que garantizan una gran variedad de situaciones ambientales y tiñen de colores cálidos el lugar.
Para más información visiten: Manrique Planas Arquitectes, Targetti
Vía: diarioDESIGN
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