Disfrutar de la luz. Éste fue el punto de partida de la rehabilitación de esta casa, situada a las afueras de La Haya. El encargado de llevar a cabo el proyecto fue el diseñador de interiores Remy Meijers, quien acometió el trabajo desde el respeto hacia la bella edificación con más de 100 años de antigüedad.
Los cambios estructurales que se realizaron durante la reforma fueron mínimos porque, como explica Meijers, “no había ninguna necesidad de cambiar la estructura de este impresionante edificio. Sólo la cocina y el dormitorio resultaban demasiado pequeños para los estándares actuales. Por lo que se aumentó su superficie”.
Además, en la planta baja, se suprimió la separación existente entre la sala de estar y la cocina, permitiendo con ello que la luz penetrara directamente en la casa.
el característico salón, las molduras de paredes y techos, y las clásicas escaleras. Estos elementos de corte clásico se combinaron con otros modernos pero muy sobrios como el mobiliario, la cocina, la iluminación, los complementos e, incluso, los suelos, creando un elegante y equilibrado contraste entre pasado y presente.
Cromáticamente, la gama de colores se redujo prácticamente a tres: el blanco, el gris y el marrón, con los que se creó un ambiente en apariencia monocromo en el que las paredes contribuyen al carácter ligero y espacial de la mansión, mientras que los elementos de madera oscura actúan como momentos puntuales de intenso color.
Para más información visiten: Remy Meijers
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