Uno de los problemas más habituales que presentan las piscinas revestidas de gresite es el desprendimiento de las piezas. Si ocurre esto, hay que quitar todas las piezas que estén sueltas o próximas a desprenderse y comprobar el estado del hormigón subyacente. En el caso de que veamos grietas o desprendimientos, tendremos que rellenarlas con resina epoxi (de dos componentes) especial para hormigón. Después hay que volver a colocar el gresite con un adhesivo especial, rejuntarlo y dejarlo en perfectas condiciones.
Si el vaso de la piscina es de hormigón pintado, las fisuras se repararán de la misma manera, pero después habrá que volver a pintar el vaso con pintura al clorocaucho especial para piscinas. De todas formas, merece la pena plantearse colocar un revestimiento de gresite, más resistente y que precisa de menos mantenimiento que la pintura.
A veces encontramos antiestéticas manchas de moho que aparecen durante el invierno; en ocasiones, todo el vaso de la piscina se puebla de moho. Para erradicarlo, aplicaremos una mezcla de ácido clorhídrico (salfumán) diluido en agua al 50% con un cepillo de raíz, dejándolo actuar durante unos minutos. Esta operación hay que realizarla con guantes, mascarilla y gafas de protección. Después aclararemos el ácido con agua a presión, eliminando el moho a fondo (con una manguera puede bastar).
Vía: Deco Estilo
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