Hace unos cuantos años (aunque tampoco tantos), la madera era un material impensable para los suelos de exterior. La razón es evidente: entonces en nuestro entorno se desconocían las maderas tropicales, que aguantan perfectamente la estancia a la intemperie. Con las típicas tablas de pino era imposible revestir un suelo de exterior sin que terminase lleno de moho, o directamente inutilizable.
Sin embargo, hace unas décadas desembarcaron en España todas estas especies: teca, ipé, iroko, elondo, balau… Especies que, al principio, se utilizaron para realizar muebles de exterior; y después, siguiendo el modelo americano, también se empezaron a usar para solar terrazas y jardines.
Los norteamericanos adoran estas estructuras de madera, a las que llaman decks y que en muchas ocasiones están elevadas. Realizadas con tablas de madera tropical, su calidez y su estilo natural combinan perfectamente con los jardines de todo tipo, mucho mejor que el cemento o la piedra. Además de las terrazas elevadas, la madera también queda estupenda alrededor de piscinas o como base para zonas de reunión; por ejemplo, bajo porches y pérgolas.
Si quieren poner madera en su jardín, terraza o piscina, escojan siempre una especie de buena calidad, resistente a la intemperie y de producción controlada (para evitar acabar con los bosques tropicales o utilizar especies protegidas). Es mejor invertir un poco más que luego tener que cambiar toda la madera por haberse estropeado… Las tablas se colocan sobre rieles de madera que las alejan del suelo, y éstos suelen llevar debajo unas patitas regulables que sirven para nivelar el pavimento.
Hoy día también está disponible un material llamado composite, que es una mezcla de resinas y viruta o serrín de madera. Es caro, pero tiene las ventajas de que no necesita mantenimiento ni barnizados y de que dura muchísimo tiempo en perfectas condiciones.
Vía: Decorablog
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