miércoles, 1 de mayo de 2013

Restaurant Joan Marc por Marga Rotger

El proyecto de Joan Marc Restaurant surge a partir de la fusión entre gastronomía y entorno. Situado en el corazón de la isla de Mallorca, en la localidad de Inca, frente a una plaza poco concurrida pero con mucho encanto gracias a la abundancia de pinos y vegetación, encontramos este pequeño local donde poder disfrutar de platos de calidad y elaborados con productos de temporada en una atmósfera única.

La intención del proyecto siempre ha sido intentar introducir la vegetación en el interior del establecimiento con el propósito de conseguir un ambiente natural, sereno, agradable y a la vez muy atractivo.
Desde el interior y a través de los estrechos pero abundantes ventanales creados sobre la fachada original se aprecia la simbiosis entre exterior e interior llegando a confundir el límite real entres estos dos.
El diseño del espacio y la ambientación de éste son consecuencia de la elección de materiales tan nobles como la madera y el hierro. La entrada principal ya lo desvela, estando ésta forrada en madera de fresno y con el logotipo del restaurante troquelado.
Una vez en el interior se percibe la fusión con el entorno ya que grandes troncos inundan el comedor siendo la base expositora de pequeñas jaulas de madera iluminadas interiormente con LED para albergar colecciones de joyas exclusivas. Además las ramas de estos troncos, en la realidad no existentes, se proyectan en el techo creando huecos donde ubicar la iluminación general del espacio de manera indirecta.
La distribución del comedor se hace dividiendo tres zonas: una zona de sofá (realizado a medida) iluminada puntualmente con lámparas elegidas en tiendas de antigüedades; una zona central con mesas sillas de comedor mod. Papiro de la casa Kartell en color verde oliva; y la última zona con una bancada de hierro forjado atravesada por algunos de los troncos. Todo el perímetro queda delimitado con un borde de cortezas de árbol a nivel del suelo. Las mesas han sido diseñadas específicamente para este proyecto así como el mueble separador entre comedor y cocina.
La cocina semiabierta quiere acercar al comensal visualmente a la elaboración de su plato, de esta manera la relación entre chef y cliente se estrecha creando así una estancia mucho más agradable y propicia a repetir experiencia. Esta pequeña separación se hace con una pared de fresno donde se ubican estanterías, cajones y cámaras frigoríficas. Un vidrio fijo a media altura entre estanterías deja ver el interior de la cocina y los trabajos que se hacen en ésta. Todo el mobiliario, excepto las sillas, son diseño de la interiorista detallando al milímetro los espacios de almacenaje y las superficies de trabajo.
Los materiales usados han sido principalmente la madera de roble natural y el hierro diseñando a medida todo el mobiliario (mesas, banco corrido, jaulas expositoras de joyas…)
Los revestimientos aquí se han cuidado al detalle para acondicionar acústicamente todo el local y evitar los ruidos más molestos procedentes del trabajo en la cocina. El papel pintado con propiedades de absorción acústica, el tapizado en la zona de sofá y los estores enrollables de tela de screen, además del falso techo de yeso laminado con cavidades. En este conjunto predominan los colores gris, verde y de madera.
En la planta sótano se incluye una sala para reservados con capacidad para 8 personas y los aseos, así como también parte de las cámaras frigoríficas y almacén de género.
Esta unión entre gastronomía sencilla y autóctona, sin estridencias ni ornamentos, con el entorno natural y más cercano de la isla ha sido la inspiradora de un proyecto en el que predomina el lema del estudio: “La feina ben feta perdura en el temps”
Para más información visiten: Marga Rotger


















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