La vivienda, ubicada en la planta sótano de una finca de 1950 del centro de Barcelona, se articula en torno a dos patios, uno grande con mucha luz y otro más pequeño, que generan una excelente ventilación cruzada. Además de rehacer por completo la sección de ambos para poder asegurar un buen drenaje, en el patio de mayor tamaño, se ha aprovechado un mosaico hexagonal blanco de la antigua fábrica de gres porcelánico Llevat de Reus (enmallado en el estudio para facilitar su colocación) como acabado.
Bóveda catalana y parquet industrial de roble.
El espacio principal de la casa se desarrolla en paralelo al patio más grande y deja ver la antigua bóveda catalana del techo, pintada de blanco. Esta estancia diáfana acoge la sala de estar, el comedor y la cocina, convertida en un agradable lugar donde compartir momentos con familiares y amigos. Para guardar una coherencia estética con el espacio existente, se ha elegido un pavimento de parquet industrial de roble que se extiende al resto de la casa con excepción del baño.
Un antiguo cobertizo, situado en el patio grande, con vistas a las plantas y a la ducha exterior, se ha convertido en la habitación del pequeño Marcel. Originalmente, esta cubierta ocupaba la mitad del espacio exterior, pero «para ganar más iluminación natural en el interior se redujo a un cuarto de su área», explican los arquitectos.
Junto a la entrada y alrededor del patio pequeño, se organizan el lavabo y el despacho. Aquí se juega con la oscuridad, comprimiendo el falso techo en la entrada y pintándolo de color terracota.
Para más información visiten: MH.AP Studio
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