Estas piezas de iluminación de alta decoración llevan fabricándose en Holanda y Flandes desde el siglo XVI por expertos artesanos del metal. Las lámparas holandesas, originalmente de bronce, eran creadas en exclusiva y por encargo para presidir estancias tan imponentes como iglesias, castillos y residencias privadas de nobles y gente adinerada de la época.
¿Pero qué tienen de especial estas lámparas? Generalmente, se caracterizan por la forma de su cuerpo y por disponer de muchos brazos. Estas lámparas, normalmente, se hacían a partir del moldeado del bronce (a veces, en aleación con zinc), dando lugar a un eje central compuesto por un cilindro que servía como nexo de unión para el resto de componentes: una bola grande en la base (muy similar a una granada o una pera) y otras piezas más pequeñas, que decoraban la barra y que servían como punto de partida para los brazos.
En este caso, nos encontramos con multitud de posibilidades. Las más sencillas cuentan sólo con una línea de brazos, pero por lo general, las más vistosas y espectaculares disponen de dos o tres filas, lo que supone un aumento de tamaño considerable y una media de 12 a 20 luces.
Otra particularidad de estas lámparas es la forma en que terminan sus brazos. En este caso, tenemos dos opciones, una más clásica y la otra, con un toque más actual. La primera, cuenta con unos platillos y unas velas artificiales, en cuyo extremo, se colocan las bombillas como fuente de luz, sustitutiva del fuego. Éste es el modelo más puro y tradicional. Los platillos, originalmente, servían para recoger la cera derretida para que no se derramara sobre la mesa o el suelo.
La otra opción, cuenta también con platillos, pero estos cumplen una función meramente ornamental, heredados de las formas primigenias. En este caso, no dejan las bombillas desnudas sobre el soporte, pues incorpora pantallas o tulipas de seda u organza, que tamizan la luz y visten un poco más la lámpara, aportándole presencia y color.
Como hemos comentado, estas lámparas han sido fabricadas, tradicionalmente, en bronce y adornadas, en ocasiones, con hojas de acanto de latón (un material más maleable y económico). Ahora podemos encontrar nuevos modelos en acero galvanizado (revestidas con latón y cristal emplomado) u otras, más delicadas, realizadas en cristal de Swarovski o de Bohemia (completas o partes de ella).
Vía: Ambar Muebles
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