domingo, 8 de julio de 2018

Un ático dúplex de 55 m2 en Madrid que apuesta por el blanco para servir de lienzo a la colección de muebles y objetos que lo habitan

En el barrio de Tetuán de Madrid, un antiguo piso pequeño muy compartimentado -antes contaba con nueva estancias-, se ha reformado hasta convertirse en un ático blanco, luminoso y con grandes espacios abiertos.
La reforma ha sido llevada a cabo por Martín Peláez Estudio que en su primera visita se encontraron con un piso de apenas 55 m2 muy compartido y repartidos en tres plantas. La clienta y propietaria del inmueble era una mujer muy dinámica, creativa y coleccionista de arte que contaba con numerosos cuadros y objetos únicos y diferentes, algunos de los cuáles eran de creación propia, y quería un espacio a su medida para ella y su pequeña colección.
Con estos antecendentes, el estudio decidió hacer de la colección de arte el leitmotiv del proyecto.
Optaron por tirar tabiques y dejar el baño como único espacio cerrado .El espacio se planteó como un lienzo en blanco para ubicar el arte y los objetos personales de la clienta.
En la planta baja se han ubicado la cocina,el comedor, salón, despacho y terraza y en la planta primera o segundo nivel, se encuentran el dormitorio-vestidor y el baño.
Aunque inicialmente el piso contaba con tres alturas, para facilitar el paso de la luz y potenciar la idea de espacio abierto se eliminó el último forjado del altillo original, dejando la cubierta a dos aguas vista desde el interior, y pasando de tres a dos altura.
El resto del trabajo fue tirar tabiques y hacer una limpieza de lineas, acabados, instalaciones y un especial diseño de espacios de almacenaje, como la gran zona de armarios discreta y bien integrada, que se encuentra en la segunda planta.
Mención especial merece la escalera que comunica las dos plantas y que destaca por su reducido tamaño, gracias al cual "roba" el mínimo espacio a cada planta, y por su diseño limpio y ligero con peldaños extrafinos apoyados solo contra una pared.
Para exprimir al máximo el presupuesto, se mantuvieron las ventanas existentes, los radiadores y los dispositivos de aire acondicionado originales que fueron reubicados estratégicamente para evitar que molestasen visualmente.
Gracias a la apertura de los espacios la luz de ambas fachadas y la cenital inundan el espacio potenciando el efecto de galería de arte y dejando el espacio sin obstáculos, lo que ha permitido también, tener vistas cruzadas sobre los tejados del ecléctico barrio de Tetuán.
El resultado final del inmueble es un espacio blanco (incluído el suelo), en donde las líneas modernas y rectas de los armarios, la cocina o la escalera quedan discretamente integrados para facilitar el protagonismo a los muebles y cuadros que cuelgan de las paredes.
Entre otros destacan un aparador de cocina de los 60, un gran sofá de terciopelo granate de estilo isabelino o las lámparas vintage.
En resumen, una vivienda muy personal y divertida, a medida de su propietaria donde el autentico lujo es la luz y el espacio.

Para más información visiten: Martín Peláez
Vía: Decoesfera


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