Es por ello que la organización del espacio responde a las necesidades de la propiedad y directrices señaladas. Completamente cerrado al exterior, el único acceso da paso a un ambiente de 6 metros de altura con una cubierta dentada que genera unos lucernarios orientados totalmente al norte, que configuran las líneas de la fachada y garantizan una iluminación natural.
El interior, ambiente diáfano, combina muros de ladrillo en bruto y hormigón visto en color natural, con instalaciones, mobiliario de metal y madera, y toques vegetales a través de una selecta colección de plantas. A dicho espacio se abre la cocina, completamente vista a través de un ventanal que permite al comensal ser partícipe de la creación de los platos. Los baños y otras estancias conforman, junto con la cocina, la banda de servicios. La parte trasera del restaurante la compone un patio diseñado para dar mayor profundidad al espacio interior y ser utilizada como terraza.
La decoración de Lugarejo combina las texturas y colores aportados por los materiales constructivos, con un revestimiento de madera, una estantería de diseño que da color al espacio a través de libros y vajilla, y que sirve también para tamizar el espacio y suavizar el cambio visual entre el comedor y la cocina. Un alicatado blanco, a juego con la fachada exterior, marca la entrada y la zona de barra en el interior. El diseño conjunto, de la mano de los arquitectos Francisco Montoya y David García, refleja la vanguardia actual en tierras del Quijote.
Para más información visiten: Francisco Montoya
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