Comenzar una reforma es algo que puede quitarnos el sueño. Ver nuestra casa echada abajo, llena de escombros y polvo, puede poner a prueba los nervios de cualquiera. Por eso es tan importante encontrar un buen profesional que trate su vivienda como la suya propia y sepa vestirla como un sastre, centímetro a centímetro, sin arrugas, sin dobleces. Un profesional como María de Ros, que diseña esta reforma de un loft en el casco antiguo de Barcelona con absoluta precisión, sirviéndose de bandas de armarios para organizar los espacios con muebles a medida y acabados impecables. Como un guante.
Fotografía: Lorenzo Kárász
Rasgos de historia y detalles cuidados
La casa desprende calidez y domesticidad por los cuatro costados. Un primer vistazo nos permite deducir el valor histórico del edificio y el cuidado con el que se interviene en su interior. La madera de acabado natural se convierte en la protagonista absoluta de todas las superficies y el blanco de las paredes perimetrales contrasta con los tonos canela de las estancias. El proyecto combina los materiales y elementos nuevos con los ya existentes dando lugar a un juego de colores y texturas, como el que se aprecia al descubrir el forjado de viguetas y bovedillas cerámicas, todavía con rasgos de un antiguo revestimiento. La materialidad del techo se enfrenta a la baldosa hidráulica pulida, buscando el contrapunto para enriquecer los espacios.
La atención del artesano
La primera pieza de mobiliario de gran formato la constituye el set de armarios de cocina. Cajones, estantes y electrodomésticos se dibujan en un plano frontal de madera, diseñado cuidadosamente para cubrir todo el largo de la estancia. Una estudiada composición artesanal de tamaños y proporciones, que se cierra con la encimera de cuarzo blanco. El frente de cocina, casi invisible, se resuelve con un alicatado de pequeños azulejos blancos, fundiéndose en altura con el blanco de la envolvente. Sin duda el elemento más llamativo es la moderna campana de extracción, que aporta las notas cítricas a la estancia.
Arquitectura y mobiliario
La vivienda se estructura longitudinalmente por medio de una serie de cortes que dividen el espacio. En lugar de recurrir al tradicional tabique, el proyecto organiza las estancias entre una sucesión de bandas separadoras de unos 60 cm de ancho concebidas como piezas de mobiliario. En ellos se incorporan las puertas, armarios, estanterías y demás espacios de almacenamiento, convirtiéndose en los elementos vertebradores del proyecto. La concepción global del espacio queda asegurada gracias a la visión contínua del techo. Los muebles separadores no llegan a cubrir la totalidad de la altura, liberando el plano superior.
El espacio entre armarios
Las estancias quedan comprendidas entre estos muebles separadores, que combinan el pladur con la madera, e incorporan los raíles de las puertas correderas que encierran las estancias. Un plano de vidrio transparente completa la altura hasta el techo, favoreciendo la continuidad visual sin sacrificar la privacidad de las estancias.
Detalles cuidados y luz ambiental
Nada es anecdótico en esta vivienda en la que las decisiones son firmes y se aplican en cada rincón. La misma madera de la puertas de los armarios, cuyos perfiles y tiradores se diseñan con infinita atención, se traslada a la mesa de escritorio y las baldas de estantería. Las superficies de espejo encierran los recintos jugando con la percepción y multiplicando la sucesión de espacios en un bucle infinito. La franja superior transparente facilita además el alcance de la luz de lado a lado de la vivienda, llenando de claridad y luz ambiental aquellas estancias más alejadas de los huecos de fachada.
La claridad de un lucernario
Uno de los rincones más llamativos del proyecto es el espacio de transición entre la cocina y el salón. Se trata de un pequeño vestíbulo iluminado tanto por un amplio lucernario como por un generoso balcón. El espacio resultante genera un ambiente limpio y luminoso que comparte claridad con la cocina a través de una apertura en el mueble de separación, a modo de ventana hacia el interior. La pequeña estancia se aprovecha para acomodar un sencillo aseo en el lateral, con una puerta corredera que responde a las mismas líneas de diseño que el resto de las carpinterías, en un conjunto coherente. La luz penetra en el baño a través de un corte circular en la puerta con cerramiento de policarbonato. Otra muestra de ingenio y recursos para iluminar cada rincón de la casa.
Tradición y originalidad
El salón, un espacio generoso de doble altura, sustituye la baldosa hidráulica por una tarima de madera oscura, que responde a la sobriedad y el respeto que imprimen las vigas de madera de la cubierta. Se descubre el ladrillo de la fachada cuyos tonos caldera encienden la estancia y la dotan de un aire desenfadado y natural. La misma línea de fachada se completa con un mueble longitudinal que hace las veces de superficie de apoyo, espacio de almacenamiento y cajón para alojar radiadores e instalación eléctrica. Esta pieza se diseña también con sumo cuidado y atención al detalle, encajando a la perfeccción con el perímetro, y demostrando que en esta reforma, diseño y funcionalidad van estrechamente ligados.
Para más información visiten: María de Ros
Vía: habitissimo
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