Los que se han criado en Madrid y ya tienen algunos años, recuerdan El Buda Feliz, como casi el único restaurante chino que había en la capital a principios de los 80. Fundado en 1974 y ubicado en la calle Tudescos (detrás de la Gran Vía), representó todo un acontecimiento en el panorama español de la época. Su decoración, su personal y su gastronomía nos sumergían en una exótica atmósfera, que con el tiempo se fue masificando.
Más de cuatro décadas después, el establecimiento se renueva completamente. De la mano del chef “Julio” Yong Ping Zhang (Soy Kitchen, Lamian) orienta su buen hacer hacia una carta basada en platos de comida callejera típica china, prácticamente desconocidos en nuestro país.
Más de cuatro décadas después, el establecimiento se renueva completamente. De la mano del chef “Julio” Yong Ping Zhang (Soy Kitchen, Lamian) orienta su buen hacer hacia una carta basada en platos de comida callejera típica china, prácticamente desconocidos en nuestro país.
Estudio Lavela
El restaurante, que ahora toma el nombre de El Buda Feliz 1974, ha actualizado también su imagen radicalmente. Su artífice, el estudio bilbaíno Lavela, se ha inspirado en la mítica ciudad de Shangri-La para dar continuidad espacial a la nueva propuesta gastronómica.
De esta manera, tradición y vanguardia se combinan armoniosamente en este local de dos plantas con capacidad para 75 comensales.
Elementos característicos, del establecimiento primitivo, como las grandes cristaleras, se han mantenido. Inundan de luz un interior mucho más cálido, vibrante y colorido.
De esta manera, tradición y vanguardia se combinan armoniosamente en este local de dos plantas con capacidad para 75 comensales.
Elementos característicos, del establecimiento primitivo, como las grandes cristaleras, se han mantenido. Inundan de luz un interior mucho más cálido, vibrante y colorido.
Una brillante barra es la protagonista de la planta baja. Da la bienvenida a los comensales y presta servicio también a la terraza.
En la planta superior, las lámparas tipo farolillo con originales pantallas de hilo evocan sutilmente la estética china.
El lujo oriental se reinterpreta, a través de los muros revestidos de materiales de varios colores, que delimitan diferentes ambientes.
Exuberantes plantas benefician la privacidad entre las mesas.
Exuberantes plantas benefician la privacidad entre las mesas.
Finalmente, una amplia ventana muestra a los comensales la cocina en la que los chefs elaboran las tradicionales recetas chinas.
Fotografías: © Erlantz Biderbost
Para más información visiten: El Buda Feliz 1974, Estudio Lavela
Vía: diarioDESIGN
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