Lucas y Hernández-Gil diseñan el espacio perfecto para tomar algo después de un paseo por este emblemático y madrileño Parque del Retiro.
A pocos metros del Parque del Retiro en Madrid se ubica Juana Limón, una luminosa panadería y cafetería. La propiedad pidió a sus autores, los arquitectos Cristina Domínguez Lucas y Fernando Hernández-Gil, un espacio atractivo, que invitase a entrar a los viandantes.
El programa incluía una pequeña cocina, así como zona de venta y consumo de un variado surtido de panes y dulces. Todo un reto para la escasa superficie de 50 m2del local.
Estas premisas empujaron a los autores a apostar por una propuesta global, que diera respuesta tanto a los requerimientos arquitectónicos como de amueblamiento.
De esta manera, se dispuso una gran pieza central que resuelve las funciones de mostrador y estantería. A través de este elemento se organiza el espacio, distribuyéndose las áreas de venta y almacén.
En la fabricación de esta pieza se ha tratado de establecer un paralelismo con la elaboración artesanal de los productos que ofrece el establecimiento. La estructura se ha realizado mediante un bastidor metálico a medida.
Como acabado se han escogido azulejos de pequeño tamaño, pintados a mano. Sus despieces y tonalidades definen los volúmenes que configuran el mueble. Destacan los coloreados en alegre amarillo, que inspiraron posteriormente el nombre del local.
Estos planos de diferentes colores se han extendido a paredes y suelos. De esta forma se establece un juego óptico que amplía visualmente el espacio.
Muebles y color
En el diseño del mobiliario se ha dado igualmente continuidad a este concepto de trabajo artesano. Se concibió cada pieza individualmente y fueron fabricadas por un herrero.
Madera, resina coloreada y metal son los materiales con los que se han realizado los acabados.
Sobre los mostradores seis lámparas Cirque de Louis Poulsen subrayan la presencia de este elemento en el local.
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