El interiorismo de una guardería requiere una combinación de diseño y pedagogía que estimule adecuadamente a los niños. En Barcelona, el nuevo centro de las escuelas infantiles Happy Way hace honor a su nombre a través de un espacio amplio, luminoso y con un gráfica suave a la vez que estimulante. Su diseñadora ha sido la interiorista Pía Capdevila.
No cabe duda de que el aspecto del lugar de trabajo y de estudio contribuye a una mayor productividad, eficiencia y rendimiento. Si tenemos en cuenta que las guarderías son el primer espacio fuera de casa donde las personas aprenden, cualquier percepción que provoquen serán determinante. Por ello, la importancia del diseño en un sitio tan pequeño es fundamental.
En el caso de la segunda escuela de Happy Way en Barcelona, se trata de un proyecto que optimiza la ubicación de la pequeña escuela, situada en la planta baja de un edificio con un patio de 1.500 metros cuadrados. La distribución en torno al mismo y la cohesión de los colores son la clave del interiorismo.
El estudio de Pía Capdevila ha sido el encargado de convertir el patio en el eje del centro. La luz que ofrece y su función como zona lúdica y común a todos los alumnos son dos elementos que se debían aprovechar.
Ahora todas las aulas, excepto la de los bebés y la de psicomotricidad, tienen acceso al exterior y están conectadas visualmente a través de los grandes ventanales acristalados, los cuales cuentan con protección solar.
Fuera, por su parte, han cubierto el suelo con césped artificial para que el acabado sea más agradable y han creado pasillos para marcar los recorridos hacia las clases, creando con ello una conexión adicional con el interior.
La comunicación también ocurre dentro. Todas las aulas están conectadas entre sí a través de los cambiadores y zonas de lavabo para los infantes.
Sencillez cromática
Por otra parte, si bien las actividades infantiles aportan color de por sí, a veces el conjunto puede resultar abrumador. Por ello han buscado unificar la imagen de todo el centro tanto en la paleta cromática como en los acabados.
Como punto de partida escogieron los topos celestes y blancos que conforman la imagen corporativa de la marca. Estos motivos han sido extrapolado a las carpinterías y los tabiques en blanco, la presencia del azul en el mobiliario y los suelos de parquet claro.
Si a ello unimos elementos de decoración también en blanco, el resultado es un ambiente minimalista y limpio sin perder el aire infantil que corresponde al lugar.
Fotografías: Eric Pámies
Sencillez cromática
Por otra parte, si bien las actividades infantiles aportan color de por sí, a veces el conjunto puede resultar abrumador. Por ello han buscado unificar la imagen de todo el centro tanto en la paleta cromática como en los acabados.
Como punto de partida escogieron los topos celestes y blancos que conforman la imagen corporativa de la marca. Estos motivos han sido extrapolado a las carpinterías y los tabiques en blanco, la presencia del azul en el mobiliario y los suelos de parquet claro.
Si a ello unimos elementos de decoración también en blanco, el resultado es un ambiente minimalista y limpio sin perder el aire infantil que corresponde al lugar.
Fotografías: Eric Pámies
Para más información visiten: Pía Capdevila Interiorismo
Vía: diarioDESIGN
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