Formas curvas y orgánicas caracterizan los espacios de esta vivienda en Madrid, reformada por la arquitecta Carolina González Vives.
La escala del cuerpo humano y su movimiento a través del espacio doméstico, son el punto de partida del diseño de esta sorprendente vivienda ubicada en Madrid.
El corazón de la vivienda es un gran espacio de planta elíptica. Su geometría rompe y transforma la linealidad de la distribución cartesiana de la planta original. Para acotar y difuminar sus límites, se ha dispuesto un cerramiento curvado y translúcido.
Una gran cúpula refuerza el protagonismo de este espacio. En su centro se ha dibujado un anillo retroiluminado que refuerza la sensación de ingravidez y evanescencia. Alrededor de esta sala van configurándose otros ambientes con diferentes usos domésticos.
A través del cambio de pavimentos se establece una suave transición con la zona de estar. Un pavimento continuo rodea la gran elipse de mármol blanco central.
Formas que recuerdan a las del útero materno, se utilizan para dar forma a la acogedora zona que la familia utiliza para reunirse. Para separar este ambiente de la entrada, se ha dispuesto una futurista pantalla, realizada con tubos fluorescentes.
Frente a la atmósfera blanca y etérea central, un intenso verde azulado envuelve a las zonas perimetrales. A través de puertas plegables que abren grandes huecos, se conectan ambas áreas. Consiguiendo una gran extensión continua con uso flexible.
Un plano azul de geometría quebrada agrupa las habitaciones más pequeñas y más privadas: dormitorios, vestidores y baños.
Al igual que la gran bóveda, el relieve de los techos de estancias como la cocina, modela a la vez el espacio y el sonido.
Materiales y geometría
El proyecto combina materiales de muy diversas naturalezas. Por un lado, elementos luminosos, metacrilatos blancos o traslúcidos que adquieren materialidad con la luz. Por otro lado, superficies de color planas, satinadas y lisas, como las de los pavimentos. Todos ellos contrastan con un tercer grupo, las materiales pétreos, los tejidos y las plantas, que introducen texturas.
Las formas cupuladas de los techos, las grandes puertas dobles, los revestimientos textiles… introducen una atmósfera que evoca un concepto del lujo diferente, como de una época pasada.
Para más información visiten: Carolina González Vives
Vía: diarioDESIGN
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