lunes, 23 de octubre de 2017

Tarruella Trenchs revitaliza el Restaurante Panorama y zonas comunes del Hotel Chiqui en la playa del Sardinero

Tarruella Trenchs Studio recibe el segundo encargo de la familia Sebrango después del Dear Hotel en Madrid, que consiste en reformar parte de las zonas comunes del Hotel Chiqui y actualizar el Restaurante Panorama, ubicados en la playa del Sardinero de Santander.
El detalle de este proyecto nos lo explica el propio estudio,
El proyecto se centra en dar una identidad propia a la cafetería para convertirla en restaurante-lounge con el objetivo de cambiar el posicionamiento actual y dirigirse a un público más joven, modernizando los espacios con un aire más cosmopolita. También mejorar la accesibilidad de las salas de eventos y desayunos del hotel y dotar a estas de una imagen más noble y contemporánea.
El frente del nuevo Restaurante Panorama se abre al paseo con vistas al mar a través de grandes cristaleras que permiten dar continuidad entre el interior y el exterior. Como telón de fondo de este nuevo espacio, una gran celosía en toda la altura hace de filtro del acceso a las salas de eventos del hotel y permite entrever la recepción desde el restaurante. Esta celosía de lamas de madera oscura de nogal se intercala con piezas lacadas en colores tierra y azules, en forma de zigzag que al retroiluminarse, tamizan la luz y aportan profundidad dejando entrever sutilmente el ambiente en el interior del hotel.
En el interior del espacio de restauración desplazamos la barra existente que originalmente estaba ubicada al fondo del local, para llevarla al centro del espacio como una isla que dinamiza el espacio. Se organizan las circulaciones de camareros y clientes alrededor de esta barra, forrada con piezas cerámicas en azul oscuro que aportan elegancia y mezcla con unas zonas de la barra forradas con piedra negra y madera de nogal.
Alrededor de esta, se crean distintos espacios aportando intimidad a los comensales, con bancos tapizados en forma de L y cojines de rallas marineras que se combinan con las mesas de madera de roble y nogal. Las sillas de cestería que recuerdan los parasoles que usaban los bañistas en la playa a principios del siglo XIX se combinan con sillas de madera tapizadas de Billiani de estilo más contemporáneo.
Se utilizan colores cálidos y materiales nobles, como el parquet de nogal oscuro y las paredes y el techo pintadas en un color piedra que aportan confort al espacio. Con la intención de aumentar la altura del techo y para disimular las vigas existentes, diseñamos un entramado de falsas vigas de distintas dimensiones pintadas del mismo color piedra, que marcan un ritmo asimétrico y aportan ritmo, textura y riqueza al espacio.
Pequeños detalles complementan el espacio como las lámparas de brazo de Lampe Grass que iluminan las mesas, o el copero de madera y cinturones de piel a modo de columpio sobre la barra.
Una serie de cuatro cuadros pintados en azul y blanco muestran las distintas posiciones de las mareas del mar Cantábrico según la hora del día, diseñados por el equipo gráfico Fauna. El diseño de la imagen gráfica se complementa con el interiorismo y suma para transmitir los valores del restaurante como la tipografía apaisada y de línea fina que enfatiza el concepto de las vistas panorámicas a la playa del Sardinero.
La terraza frontal, dividida a dos alturas por un muro bajo que hace de desnivel, se forra con baldosas de cerámica en azul marino y blanco de Mutina que recuerdan las banderas marítimas que utilizan los barcos y se amuebla con piezas similares del interior para desdibujar los límites entre interior y exterior.
En la recepción, la intervención ha sido más epidérmica, manteniendo los suelos de mármol crema y los techos existentes. Se ha forrado el mostrador lacado brillante a tono con el resto de paredes para que se camufle con el resto del espacio, y se ha diseñado una chimenea de madera como elemento central con dos grandes librerías de madera que envuelven a esta y el conjunto de sofás y butacas como espacio de lectura y espera del hotel.
En las salas polivalentes del hotel, se forran con unos arrimaderos de listones de madera oscura con cantos redondeados que se combinan con los techos suspendidos de estructuras finas de hierro con distintos diseños que marcan el ritmo y disimulan las instalaciones de iluminación y aire acondicionado.
Al fondo, se abren unos grandes ventanales y se crea un patio trasero con vegetación para dar luz natural a este gran espacio. En una de las paredes se esconde detrás del arrimadero de listones, un armario para coctelería forrado con espejo y estanterías de cristal con luz para iluminar y dar brillos a las botellas.
Tres grandes carros se utilizan según el uso de la sala, sirviendo como barra de coctelería cuando se juntan o como soporte para camareros cuando están separados alrededor de las mesas. 

Vía: Infurma













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