Industrial y bohemio, este nuevo hotel refleja el estilo del barrio neoyorkino de moda en el que se encuentra: Williamsburg. El estudio de arquitectura londinenese Michaelis Boyd Associates ha sabido capturar el espíritu de este vecindario situado al norte de Brooklyn, que hace 50 años fue una zona industrial y que hoy en día se ha transformado en una bulliciosa y creativa comunidad.
The Williamsburg está ubicado en la esquina principal de Wythe Avenue y North 10th Street, en una nueva construcción de once plantas en la que dominan el ladrillo, vidrio y acero corten.
El hotel se inauguró a principios de 2017 y sus diferentes servicios han ido poniéndose en funcionamiento en dsitinas fases. Contará con 150 habitaciones, un restaurante, una piscina en la azotea, el mayor salón de baile del barrio y tres bares distintos, uno de ellos alojado en la réplica de una torre de agua que se ha construido para rendir homenaje a la histórica fábrica de madera que ocupaba este solar.
Este invierno se abrieron al público las habitaciones y el espacio de acogida y recepción, en el sótano.
Una terraza conduce desde la calle al corazón del hotel, que se encuentra bajo rasante y recibe la iluminación a través de un jardín escalonado. Aquí el espacio protagonista es un bar que cuenta con un original mostrador cuyo frente está decorado con marcos antiguos colocados en forma de espiga, así como una interesante instalación sobre él, realizada con millares de hilos coloreados diseñados por el artista local Eric Rieger. El bar está flanqueado por acogedoras zonas de asientos, y una gran chimenea en una esquina.
Con la intención de evocar las raíces industriales del barrio, se han utilizado pavimentos de madera, se han dejado desnudos los muros de ladrillo, y al descubierto las instalaciones.
A la izquierda, con un carácter mucho más íntimo, se esconde la recepción, iluminada con letreros de neón.
Las habitaciones comienzan en la 2 ª planta, y todas ellas poseen ventanales que enmarcan vistas de Manhattan, de Brooklyn o del East River.
Muchas de las habitaciones cuentan con balcones privados y cada habitación es única, algunas tienen paredes revestidas de madera blanqueada, mientras que otras poseen acabados de yeso en color gris, y detalles en cuero, latón, mármol…
El mobiliario está realizado a medida para este proyecto, y ha sido diseñado por Michaelis Boyd en colaboración con el también londinenese Bill Amberg Studio, conocido por su trabajo innovador con el cuero.
En algunas habitaciones, pantallas acristaladas abren los baños a las vistas, mientras que en otras tienen un carácter más privado.
Este verano se inaugurará la azotea, que contará con una piscina, y en la que se ubicará el icónico Bar Watertower. A final de año le tocará al monumental salón de baile, inspirado en los edificios abandonados de Detroit, pero con un enfoque contemporáneo.
Situado bajo rasante y con nueve metros de altura, sus grandes ventanales se retroiluminarán para crear el efecto de luz natural. Elementos en rojo brillante, como la pasarela perimetral y las lámparas de araña crearán un telón de fondo único para cualquier boda, concierto o desfile de moda.
Para más información visiten: Michaelis Boyd, The Williamsburg Hotel, Bill Amberg Studio
Vía: diarioDESIGN
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