Bienvenidos a Poblenou, un barrio vibrante y dinámico en constante transformación y marcado carácter. De antigua zona industrial a blanco de miradas de artistas y emprendedores, la zona experimenta la llegada de nuevas familias, que como Alessandro y Ana, respetan el espíritu del barrio y la esencia de su nueva casa. Con su estudio de arquitectura AIA (arquitectura interiorisme art studio) realizan este magnífico proyecto en el corazón del barrio, y vienen para quedarse.
Fotografía: Sara Riera
Un interior casi perfecto
Tan sólo un vistazo hizo falta para comprender que la casa tenía posibilidades. Las estancias eran amplias, y la distribución resultaba sorprendentemente cómoda para un nuevo uso. La generosa luz recibida de la fachada principal encendía el primer tramo de la casa, y todo se conservaba en un estado aceptable. Sin embargo a pesar de la fluidez de espacios y enormes aperturas, la atmósfera era pesada y algo lúgubre. Los marcos y detalles de madera sin duda añadían valor al conjunto de acabados, pero en suma, generaban cierta sobredosis de material. Es por eso, que la decisión de pintar toda la envolvente de blanco (paredes, techos, molduras y tallados) se convierte en el gesto más reconocible de la intervención, consiguiendo de un golpe que el interior adquiera… otra luz.
Luz y continuidad
La zona de día de la casa divide las estancias en dos áreas: una de juegos para los niños, la más cercana a la fachada, y otra que comprende el salón y el comedor. La zona de juegos recibe la luz directa de la fachada. La intervención transforma las ventanas convencionales del estado original de la casa en un amplio ventanal de acceso al balcón, para conseguir una mayor claridad en el interior y ofrecer la posibilidad de abrir el espacio.
El verde y blanco del alicatado del balcón pinta la estancia, ofreciendo un contraste al ambiente neutro de blancos y pastel. El salón comedor queda independizado de la zona de juegos gracias a una puerta corredera de gran formato, que permite asimismo unir ambas estancias en una sola. La modesta sencillez del mobiliario permite que sean los detalles de las carpinterías los que adquieran el protagonismo de las eetancias.
La esencia del lugar
Otro de los recursos aplicados para aprovechar la luz proviniente de la zona de juegos fue el de recortar tramos de la tabiquería y sustituirlos por paños fijos de vidrio. Las molduras de las paredes marcaban un encuadre perfecto para abrir estos huecos que comunican estancias ofreciendo una visión continua de lado a lado de la vivienda, y permitiendo que la luz natural acceda a las estancias más sombrías de la casa. Es aquí donde se hace evidente el esfuerzo de los propietarios por conservar el carácter de la vivienda, y su deseo de practicar la intervención sin romper su encanto ni perder el alma del lugar.
Cremas y pasteles
La cocina es quizás la estancia que ha experimentado el cambio más marcado de la intervención. Antes opaca y en tonos pardos, presenta ahora un juego de planos en pastel, combinando alicatados y superficies de cuarzo sintético. Un hueco practicado en la pared comunica la estancia con el comedor, abogando una vez más por la continuidad espacial. El suelo de baldosa en mosaico se suma a la paleta de colores ofreciendo un estampado divertido y dinámico.
De antes y de ahora
El dormitorio principal es una etsancia clara y serena, que mantiene una envolvente neutra y arriesga con piezas de arte. Las contraventanas veneciadas de color verde azulado asoman al interior, y las amplias ventanas balconeras nos acercan el verde de la calle. La estancia es una muestra de fusión entre clásico y contemporáneo.
Atrevido, siempre
El baño del dormitorio principal es sin duda la estancia más atrevida de la casa. Con un alicatado blanco y negro que cubre el suelo y asciende por las paredes, el interior adquiere un carácter onírico y transgresor, sin miedo al contraste, sin miedo al color, y por supuesto sin miedo la mezcla.
Cuentos, colores y juguetes en su sitio
El dormitorio infantil es el que muchos habríamos soñado con tener. Nada más entrar reparamos en la magnífica baldosa hidráulica, que viste por completo la estancia y marca el ritmo de la paleta cromática. Las camitas de hierro forjado se pintan de blanco al igual que las carpinterías y las paredes. Las molduras del techo esconden la instalación de iluminación, que enciende la estancia de manera indirecta y uniforme. Se dispone un altillo para los juguetes que organiza el espacio en dos niveles, y permite mantener el cuarto ordenado y ese maravilloso suelo siempre a la vista.
Para más información visiten: AIA Studio
Vía: habitissimo
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